[A King and no more King]. Drama inglés de Francis Beaumont (1584/85-1616) y John Fletcher (1579-1625), representado en 1611 y publicado en 1619.
El rey de Iberia, Arbaces, derrota en singular combate a Tigranes, rey de Armenia, poniendo así un final victorioso a una larga guerra entre ambos países; pero, admirando el valor del enemigo vencido, ofrece a Tigranes la libertad con la condición de que se case con su hermana menor, Pantea, que él mismo no ha visto desde hace muchos años a causa de las continuas guerras. Tigranes, enamorado de Espaconia, trata de sustraerse a tanta benevolencia y envía a Espaconia junto a Pantea, para que induzca a la i oven a rechazar las bodas. Pero cuando Arbaces llega a la Corte ibérica y ve de nuevo a Pantea, se enamora de ella, mientras también Tigranes, sorprendido por la maravillosa belleza de la muchacha, se arrepiente del encargo confiado a Espaconia, que ha conseguido sus propósitos. Arbaces, horrorizado de sus sentimientos, hace todo lo posible para vencerlos, lucha furiosamente entre decisiones opuestas y el drama alcanza la cúspide cuando, en un diálogo entre ambos jóvenes, Pantea confiesa que siente por su hermano sentimientos idénticos.
Pero todo se arregla: Arbaces no es hijo del difunto rey de Iberia, como creen todos, sino del regente Gobrias, y cedido por éste secretamente a la reina cuando ella parecía destinada a quedarse sin sucesión; Pantea, nacida siete años más tarde, es por lo tanto la única reina legítima de Iberia, no tiene ningún parentesco con Arbaces y puede casarse felizmente con él; entretanto, Tigranes, arrepentido ya de la pasajera infidelidad, podrá unirse con la buena Espaconia. Como otras tragedias de los mismos autores (v. La tragedia de la muchacha), también ésta diluye las intuiciones psicológicas entre los meandros de extravagantes complicaciones novelescas, tratando sencillamente de presentar de tarde en tarde situaciones apasionantes por su audacia y motivos para asombrosos golpes escénicos. También ésta se salva por los detalles: pues en Arbaces la lucha entre el deber y la pasión, y el horror que despierta en él una inclinación que cree criminal, alcanza altura e intensidad verdaderamente dramáticas. No falta la nota alegre e incluso bufonesca con la figura de Besso, un capitán del ejército de Arbaces, cobarde, corrompido y fanfarrón, tratado con la riqueza de inspiración de que los autores dieron pruebas en sus comedias (v. El Caballero del almirez ardiente). Asimismo, dicho elemento confiere a la obra un típico carácter barroco exquisitamente artificioso.
L. Kranstk