Ante la refinada corte de Enrique II de Francia es presentada Mlle. de Chartres. El príncipe de Cléves, enamorado de ella, obtiene su mano. Muy pronto la joven princesa se da cuenta de que experimenta por su esposo nada más que estima, mientras que se siente irresistiblemente atraída por el cautivador duque de Nemours.
Su madre, que es también su única consejera, fallece, instándola a que evite la humillación de una pasión culpable. Mme. de Cléves, desgarrada por la lucha interior, se obliga a controlar al menos sus actos. Pero, aterrada por los progresos de su pasión, acaba confesando a su esposo la verdad, aunque sin mencionar el nombre de Nemours. Este último, escondido en el parque, escucha la confesión.
Dominado por los celos, monsieur de Cléves somete a su mujer a un apremiante interrogatorio y termina por descubrir la identidad de su rival. A partir de entonces los tres protagonistas viven dominados por los remordimientos y las sospechas. Mientras, el príncipe muere de dolor, tras haber dado un trágico adiós a su mujer y haber obtenido de ella el convencimiento de que nunca había faltado a su deber.
Pasan los meses y Mme. de Cléves confiesa su pasión a Nemours, que quiere casarse con ella. Pero le declara también que el «deber» y la «preocupación por su tranquilidad» la impiden unirse en matrimonio con él. Y se retira a un convento.