[La Henriade]. Poema en diez cantos en versos alejandrinos publicado en 1723, primero bajo el título de La Liga o Enrique el Grande [La Ligue ou Henri le Grand] y luego refundido en 1728 y en las ediciones subsiguientes.
El héroe es el prudente rey Enrique IV que resolvió las graves cuestiones religiosas de su época entre calvinistas y católicos abjurando de su fe de hugonote y ascendiendo al trono de Francia con bondad y firmeza de ánimo. Enrique III, rey de Francia, sitia a París luchando contra la Liga junto con Enrique de Borbón, Rey de Navarra, y envía a éste a pedir ayuda a la Reina Isabel de Inglaterra. Durante una tempestad el navarro llega a una isla donde un viejo le predice su cambio de religión y su próxima ascensión al trono (canto I).
El mensajero real cuenta a Isabel los horrores de las guerras civiles en Francia y habla especialmente de la noche de San Bartolomé y de las vicisitudes que siguieron hasta la lucha emprendida contra la Liga por el rey de Francia después de la reconciliación con el Rey de Navarra (II-III). La vuelta de Enrique de Navarra desconcierta a los hombres de la Liga que recurren a Roma en busca de ayuda. Terribles venganzas se producen en París, incluso contra la autoridad real (IV). Por venganza y conspiraciones de los fanáticos, Enrique III cae asesinado y el soberano navarro es proclamado, como Enrique IV, rey de Francia por el ejército sitiador. (V). Combate heroicamente; el mismo San Luis aparece para incitarle al bien de su patria (VI) y le indica la futura gloria de su estirpe y de la nación (VII). Siguen duras batallas en las que, pese a la ayuda del Conde Egmont y de España, el ejército de la Liga lleva la peor parte (VIII).
Para complacer a la Discordia, Amor vence a Enrique con las gracias de la hermosa Madame d’Estrée, pero el severo Duplessis-Mornay, confidente del soberano, le conduce nuevamente a sus deberes (IX). Reanudado el combate, después de rudos desafíos entre los héroes, París conoce la bondad del rey y le abre sus puertas, seguro de que, con el fin de las guerras intestinas, la paz y el bienestar volverán al pueblo de Francia (X). El poema, amplio y henchido de imágenes mitológicas y disquisiciones históricas, fracasa en la ambiciosa tentativa de dar a la nación la gloria de la épica; pero es importante porque manifiesta vivos sentimientos de tolerancia civil y religiosa. El héroe predilecto de la nación personifica así al tipo de soberano ilustrado que era la esperanza de la cultura de la época y que la ilustración fijará definitivamente.
C. Cordié
En la Enriada el interés no puede ser ni estacionario ni retrógrado ni creciente, pues de hecho es nulo. (Leopardi)