[The Custom of the Country]. Novela de la escritora norteamericana Edith Wharton-Jones (1862-1937), publicada en Londres en 1913.
El señor Spragg, provinciano enriquecido, se traslada a Nueva York con su bella hija Undine, para hacerle olvidar a Elmer Moffat, un aventurero con el que se había escapado y casado a la edad de 17 años. Undine Spragg sólo sueña con ingresar en la alta sociedad; después de dos años de inútiles tentativas, se enamora de ella Ralph Marvell, primo del famoso millonario Van Degen. El matrimonio no se entiende debido a la vacuidad de Undine a quien sólo preocupan los éxitos mundanos, gastando más allá de sus posibilidades. El nacimiento de un hijo, Paul, no mejora la situación. Para librarse de los acreedores, escapa con Peter Van Degen; luego, abandonada por éste, se casa con Raymond, marqués de Chelies, muy conocido en París.
Entretanto, su primer marido, Marvell, se mata. Reaparece en escena Moffat, que se ha enriquecido mediante especulaciones bursátiles, y encuentra a Undine de Chelles en París. Ésta, cansada de su severa vida en el castillo de Saint Désert, le propone volver con ella. Moffat acepta a condición de que Undine se case de nuevo, anulando su matrimonio con De Chelles. Gracias a una gran cantidad de dinero, el divorcio y el nuevo matrimonio se obtienen en pocos meses. Por fin, Undine se siente en su ambiente: ningún capricho se le niega y puede vivir entre bailes y recepciones. El pequeño Paul, habiéndose aficionado a su padrastro De Chelles, crece en soledad, sin afectos, porque la madre tiene demasiados quehaceres mundanos para ocuparse de él. Su última ambición, que la atormenta hasta la obsesión, es la de llegar a ser embajadora para ser recibida en la Corte. El título del libro se refiere al concepto que lo inspira: la posición del hombre americano frente a la mujer, a la que mantiene fuera de su «bussines» (trabajo) sin que se dé cuenta de las fatigas que el marido ha de pasar para pagar el viaje anual a Europa, los modistas de París, etc. Aquí se saca a la luz con toda su crudeza el problema que atormenta a los Estados Unidos y que va demoliendo el organismo familiar.
Los principales méritos de la novela residen en el sentimiento de la naturaleza, por ejemplo, algunos trozos sobre la campiña de Siena en agosto, el conocimiento del París «mundano» y de la aristocracia francesa y de la puritana.
N. Pucci
Sus personajes son bastante vivos, y muchos de sus libros, siquiera los primeros, poseen un mérito bastante raro en nuestra literatura: la belleza del conjunto de forma y estructura íntima. Sin embargo, su obra palidece y se marchita y probablemente será olvidada hasta que, en un futuro lejano, se vuelva a ella como a algo peregrino y encantador, con perfume de romero… Su arte, a pesar del esplendor y del espíritu a menudo penetrante, es un arte carente de vitalidad espiritual. Es un invernadero, no un jardín, por eso en él no penetran la brisa ni el arroyuelo. (L. Lewisohn)