[La maison du chat-qui-pelote]. Cuento de Honoré de Balzac (1799-1850), publicado en el año 1830, una de las primerísimas obras del novelista. El curioso título recuerda el lema de una antiquísima compañía comercial, en el París del Primer Imperio. El señor Guillaume, «Sucesor de Chevrel», riquísimo y poderoso mercader de paños, vive en aquella casa con austeridad tradicional, con la mujer, sus dos hijas, Virginia y Agustina, y cuatro encargados, el primero de los cuales, José Lebas, está destinado por él a casarse con la hija mayor y destinado a heredero de la sociedad. Pero el joven pintor Teodoro de Sommervieux, con ingenio brillante y fogoso, rico, noble, y de vida desordenada, se ha enamorado de la hija menor, Agustina, y es correspondido. El amor de ambos jóvenes vence las prevenciones del matrimonio Guillaume y de todo su ambiente contra una unión tan poco afortunada: Agustina, aprovechando cierta debilidad de su padre respecto a ella, consigue casarse con su pintor. Pero, tras los primeros meses de embriaguez, la vida conyugal le reserva toda clase de dolores y desilusiones; transportada de repente a un ambiente fastuoso y mundano, se encuentra perdida, mientras el mismo Teodoro, captado por el torbellino de las antiguas costumbres, acaba descuidándola, la traiciona, contesta con brutalidad a sus lamentaciones y se muestra francamente arrepentido de la elección, hecha con precipitación juvenil. La desgraciada Agustina, destrozada, cede a una enfermedad que acaba llevándola a la muerte en pocos años. El trágico suceso es presentado por el joven Balzac con todo el vigor de su estilo, la clarividencia psicológica, el vivo colorido y la energía de rasgos que pronto habían de hacerle famoso. Es célebre la minuciosa, reiterada y sugestiva descripción de la Casa Guillaume, en las primeras páginas; es ya notable el exceso de tendencias moralizadoras. [Trad. Joaquín García Bravo (Barcelona, 1901)].
M. Bonfantini