[In Black and White]. Narraciones de la vida india del autor, publicadas en 1889.
Como en las obras de su primer estilo, Kipling insiste en el elemento trágico desde la primera narración «Drag Wara Yow Dee»,* que es la historia de una venganza beduina. En el «Juicio de Dungara» hay algunas páginas sobre la vida de los misioneros, en las que Kipling, en una comparación entre los sacrificios de éstos, vistos a una luz puramente humana, y la astucia de los salvajes, subraya su fe en la supremacía de la raza blanca con un comentario triste y casi áspero. En «Thana de Howli» estudia también la astucia de los indígenas que simulan y disimulan una agresión de rebeldes de la que ellos son cómplices.
En el «Pozo veintidós», un viejo minero, ciego desde hace treinta años, logra, en la mina inundada, salvarse con su brigada utilizando un pasaje que él solo conoce, y Kundoo abusa de su ceguera para huir por aquel mismo pasaje con la joven y bella mujer del viejo y con todos los ahorros de éste.
«En tiempo de crecida» es la historia de un mahometano de las Barkidas, que pasa a nado un río salido de madre, entre cadáveres y carroñas, para ver a la mujer amada, con la que no se puede casar porque ella es de raza hindú, y se salva agarrándose a un cadáver en el que después reconoce a su rival en amor.
Otras novelas son: «Los gemelos», sátira de la justicia, y «El envío de Dana Da», sátira de la materialización a distancia utilizando un truco banal. «Sobre los muros de la ciudad» es la historia del salón de una Aspasia india que ofrece al autor pretexto para describir uno de los periódicos choques entre mahometanos e hindúes. En blanco y negro fue una de las primeras obras que, publicadas por Kipling durante una estancia en la India, revelaron su originalidad y genialidad como narrador.
La curiosidad del europeo por el mundo indio, su certidumbre de encontrar en él elementos espirituales que el europeo debe absorber para ejercer cumplidamente su dominio, se hallan ya presentes en estas páginas del joven Kipling, no independiente todavía de los influjos de la gran novelística decimonónica.
G. Pioli