[A Foregone Conclusión]. Novela del escritor norteamericano William Dean Howells (1837-1919), publicada en 1875. El autor, uno de los más notables novelistas norteamericanos de su época, vivió largo tiempo en Italia, por la que sentía viva admiración; sus descripciones de americanos en Italia, o las de los italianos vistos por los americanos, tienen un vivo interés, no sólo artístico, sino también psicológico y documental. Esta novela se desenvuelve durante los últimos años de la dominación austríaca en Venecia y en ella la ciudad aparece sofocante, triste, infestada de esbirros y oprimida por el clericalismo. El protagonista es un joven sacerdote, don Hipólito, que ha inventado un nuevo tipo de cañón y se presenta al cónsul americano Henry Ferris para que le ayude a irse a América, donde espera hacer fortuna. El cónsul, joven también, pintor, inteligente e interesado por la atormentada fisonomía de don Hipólito, con intención de ayudarle, le presenta a una de sus amigas, Mrs. Verain, mujer respetable y generosa, pero caprichosa, para que sea maestro de italiano de una de sus hijas, Florida.
En breve se hace don Hipólito amigo de ambas señoras, y en aquella familiaridad, en la abundancia de aquella hospitalaria casa, abundancia desconocida para él, la pobreza de su condición sacerdotal, siempre viva en él, se agudiza, a la vez que se despierta en su alma un desesperado amor por Florida. Pero Florida ama al cónsul Henry, y casi se sobresalta cuando don Hipólito le descubre su alma. Henry, a su vez, se aleja de la muchacha, disgustado por la duda de que ella prefiera a don Hipólito. Sólo conoce la verdad cuando llamado al lecho de muerte del sacerdote, le ve por última vez, consumido de dolor pero vuelto al seno de la Iglesia y pacificado. Tras la muerte de don Hipólito, Henry se casa con Florida, convencido de que el drama y la pasión de don Hipólito fueron más imaginados que vividos. Así la injusticia que amargó la vida del sacerdote pesa también en su muerte. El argumento y los personajes de esta novela están tratados con la imparcialidad realista que constituyó uno de los méritos del escritor, y que tiene sus raíces en la dirección de su pensamiento serio y meditado, por lo que la humanidad está penetrada con sabia comprensión en lugar de estar sentida a la manera romántica.
E. C. Croce