[El palacio de la inmortalidad]. Drama chino de Hung Shéng que vivió en el siglo XVIII bajo la dinastía Ch’ing, autor de doce obras que son de las mejores de la escuela meridional del teatro chino. El argumento del drama fue a menudo tratado por la novela y la poesía chinas: trata de la trágica historia del amor del emperador Hsüang Tsung (713-755), de la dinastía T’ang (620-906 d. de C.), con Yang Kuei-fei (719-756) (v. Yang T’ai-chén).
Entre tantas obras que hablan de esta historia, el autor del drama ha seguido dos de las principales, es decir, la poesía El canto de los dolores perpetuos [Chang Hén Ko] de Po Chü-i (772-846) y la novela Historia del canto de los perpetuos dolores [Chang Hén Ko Ch’uan] de Ch’én Hung. El emperador Hsüang Tsung, elevando a Yang T’ai-chén a la dignidad de esposa noble junto a la reina emperatriz, le dedica todas sus atenciones y su amor, descuidando las ocupaciones del estado. Durante una fiesta vespertina, el emperador y Yang Kuei-fei, en el palacio de la inmortalidad, se juran fidelidad perpetua. Entretanto estalla la rebelión de An-lou-shan, general tártaro favorito de la esposa noble Yang, y el emperador se ve obligado a refugiarse en la provincia interior de Szechwan. A mitad de camino el general de la corte imperial, en nombre del ejército, pide la muerte de Yang Kuei-fei, causa de la ruina del imperio. Y el emperador, no pudiendo resistir a la petición del general, entrega a Yang un pañuelo de seda para que, estrangulándose, se libre del verdugo.
Así Yang Kuei-fei muere en la colina de Ma-kuei-po. Pero ella no es una simple mujer, sino una diosa desterrada a la tierra, y después de su muerte vuelve al palacio celeste, manteniéndose, sin embargo, fiel al amor del emperador Hsüang Tsung. Vuelto al palacio imperial, después de la paz, éste piensa y recuerda día y noche a su esposa, y por medio de los monjes taoístas trata de comunicarse con la amada; pero, abierta su tumba, sólo encuentra perfume. Finalmente, la diosa Yang Kuei-fei se aparece a un monje taoísta y, ayudada por la diosa de la luna, se encuentra con el emperador. El palacio celeste acoge al emperador Hsüan Tsung y la diosa Yang T’ai-chén permanece eternamente con su amado. El personaje de Yang Kuei-fei no aparece ya, como en los autores precedentes, como mujer lujuriosa y fatal al Estado, sino que es idealizado según una concepción más delicada del amor femenino. Las elegantes poesías incluidas en el drama contribuyeron a su inmediata popularidad.
S. Lokwang