El epistolario de Guittone d’Arezzo (alrededor de 1230-1294), publicado en 1745, comprende 36 cartas de temas variados. De ellas se desprende con mayor claridad que de su producción poética, la figura de un Guittone moralista, sentencioso y sermoneador además de escritor pulquérrimo. La importancia histórica y técnica del epistolario de Guittone reside en la circunstancia de ser el primer epistolario en lengua vulgar con propósitos netamente literarios y con la aplicación insistente, minuciosa e implacable de todos aquellos recursos rítmicos y estilísticos sugeridos por las «artes dictandi» medievales. Aquellos preceptos, aplicados a la lengua vulgar, conferían necesariamente a la prosa un ritmo y una tensión distintamente poéticos; los dos procedimientos se confundían fácilmente uno con otro, y la epístola se componía en correspondencia de sones, de ritmos y de temas según un vago pero perceptible sistema estrófico. En efecto, ocho por lo menos de las cartas de Guittone se pueden descomponer en versos, y tres de ellas presentan un esquema muy preciso; en todas, además, el «numerus» del verso ondea y resuena en forma evidente y ostentosa.
La mayor preocupación de Guittone es la de evitar el tono y la cadencia comunes del lenguaje hablado; aliteraciones, asonancias, sucesiones y repeticiones de sones, juegos etimológicos, amplificaciones y desarrollos paralelos o simétricos, o antitéticos, o cruzados por temas verbales y lógicos confieren a su prosa un carácter típico que deriva de la presencia simultánea de elementos diversos y opuestos: el rudo y estricto vigor de la argumentación, dislocado, retorcido o enrarecido por su artificiosa estilística. «Soprapiacente donna», comienza una carta, que es toda ella un desarrollo lógico verbal del tema de la «perfección» y en la que parecen anticiparse ciertas ideas del «stil nuovo»; «sobreplaciente mujer de toda cumplida sabiduría, de mérito coronada, mi digna dama cumplida… el omnipotente Dios puso en vos tan maravillosamente cumplimiento de todo bien, que más parecéis angélica criatura que terrena, en dicho y en hecho…». Conocidísima es la carta a los florentinos, escrita algo después de la canción «Ahi lasso!, or é stagion di doler tanto!», pero en estrecha relación con ella, y en la cual coexisten de la manera más típica el entonado artificio del estilo con un apasionamiento vigorosamente sentencioso y requisitorio. Admirado e imitado por sus contemporáneos, el epistolario de Guittone es apreciado menos por sus resultados artísticos, que por su significado técnico y literario en la historia de la prosa italiana de los siglos XIII y XIV; representa el esfuerzo más notable de ennoblecimiento literario de la lengua vulgar italiana, y está por tanto, dentro de sus límites, en la línea de desarrollo de la prosa italiana que conduce al Convivio (v.) dantesco y al Decamerón (v.) de Boccaccio.
D. Mattalía
En Guittone está ya madura la prosa italiana de pensamiento, hasta en las ondulaciones rítmicas que a veces la incitan a recordar el canto. (F. Flora)