[Lettres á Sophie Volland]. Las cartas que nos han quedado de Denis Diderot (1713-1784) a Sophie Volland, no son ciertamente todas las que él escribió a la «tendre et solide amie» que fue durante veinte años objeto de su amor; pertenecen al período que va de 1759 a 1774; frecuentes en algunos años, escasísimas en otros, faltan por completo de 1762 a 1765 y de 1770 a mediados de 1772 y constituyen, con todo, una de las fuentes más importantes para el conocimiento psicológico de Diderot. Fueron publicadas al cuidado de André Babeln en el año 1930. Diderot comunica a Sophie Volland, con absoluta franqueza, proyectos, juicios sobre amigos comunes; le confía viejos recuerdos de juventud, le explica la alegría que le ha causado el éxito de sus obras teatrales, expone dudas, discusiones morales y filosóficas, casi monologando, y abriendo sin reservas su alma tan variable. Le envía descripciones de paisajes con visos líricos casi siempre libres del acostumbrado énfasis; especialmente las cartas fechadas en Grandval o en la Chevrette son casi un diario, con sabrosas descripciones de ambiente y menudos informes de conversaciones en que desfilan conocidas figuras como el barón de Holbach, Mademoiselle d’Épinay, Helvétius, el abate Galiani, o desconocidas, como aquel doctor Gatti a quien se atribuye una descripción de la Venecia tradicional, tal como la conocemos por los viajeros del siglo XVIII. Si bien en los últimos años se atenúa el tono de la pasión, queda, siempre, una grande y solícita ternura y una confianza absoluta en aquella a quien él considera como «el juez más temido y más respetuoso». Su estilo es familiar, sin pretensiones literarias, a veces descuidado, y no sólo son raros los acostumbrados defectos de Diderot, sino que se hallan páginas de auténtico valor literario.
B. Treves