Del Desenvolvimiento de la Literatura Nacional, Giosue Carducci

[Dello svolgimento della Letteratura Nazionale]. Cinco discursos críticos pronunciados por Giosue Carducci (1835-1907) en la Universidad de Bolonia en 1868-1871 y recogidos después en el primer volumen de sus obras. Tratan de ser una reconstrucción sintética del des­envolvimiento de la literatura italiana des­de el año 1000 a la Contrarreforma. Para el autor, que examina cuidadosamente los da­tos, la historia de la literatura italiana hasta la segunda mitad del siglo XVI, es la historia de tres elementos o principios históricos: el eclesiástico, el caballeresco y el nacional. Elemento complejo este último, ya que por un lado, mirando a la conser­vación y a la unidad de las instituciones políticas y artísticas, tiende a un ideal na­cional de literatura y de estilo; por eso su principio es romano, y «docta áulica» la acción; por otra parte, tendiendo a la innovación y a la variedad, si individúa en las formas «dialectales, rapsódicas y tra­dicionales» de la región y del municipio, su principio es itálico y su acción popular y plebeya. El principio eclesiástico y el na­cional, de acuerdo por un momento en una misma acción, modifican al elemento caba­lleresco; luego el elemento nacional, vic­torioso con Boccaccio, se escinde en dos principios, el romano e itálico, el docto y el popular (siglo XV), para resurgir en la armonía del ideal de la forma y en el na­turalismo del Renacimiento.

Naturalmente que este proceso histórico ideológico toma su forma y su sustancia de la vida política, intelectual y artística: Dante, el Homero de la civilización medieval, resume estos di­versos motivos en una síntesis lirico filosófica gigantesca; Petrarca siente en sí mis­mo el conflicto entre lo viejo y lo nuevo, entre la métrica y el espíritu, y modifi­cando el elemento caballeresco, libera «gen­tilmente lo humano» de las «ligaduras teo­lógicas» en que lo había envuelto el Me­dievo, anunciando el naturalismo ideal del Renacimiento; hasta que por fin el mun­do real y de la naturaleza se despliega triunfante y cínicamente alegre en la obra maestra de Boccaccio. .El Cuatrocientos es una edad de transición, pero fecunda en transformaciones y en fenómenos nuevos: el elemento nacional se divide en sus dos principios, el docto y el popular, pero con la nueva armonía de estos dos principios (Poliziano, Lorenzo el Magnífico, etc.) y con el renacido ideal clásico se echan las bases de la nueva edad: «la edad del per­feccionamiento en la abundancia ordina­ria, en la rica elegancia, en la armónica variedad, en la unidad conceptual de las formas», en la cual la literatura italiana, in­dividual y de impronta toscana en el Tres­cientos, «parcial y federal» en el Cuatro­cientos, se convierte en «una, clásica, ita­liana».

Por su tono, Los Discursos sobre el desenvolvimiento de la literatura nacio­nal se pueden considerar como las odas bárbaras de la crítica carducciana. Repre­sentan el mayor esfuerzo llevado a cabo por Carducci para fundir armónicamente en la unidad de una reconstrucción histórico- crítica su concepción y su sentimiento hu­manista del arte con la doctrina romántica del desenvolvimiento. Es, en efecto, capital en este discurso la idea de desenvolvimien­to : desenvolvimiento de un «quid» orgá­nico, el espíritu nacional, principio unita­rio que se individúa en las diversas mani­festaciones de la vida histórica, práctica, cultural y artística. El principio crítico que lo consigue es el de la síntesis, en el que el arte está en función del principio orgá­nico, elemento subjetivo, y como tal in­móvil en sí, y completo y absoluto, pero también momento y fuerza de! desenvolvi­miento histórico. Principios historico filosóficos que Carducci extrajo de los histo­riadores doctrinarios franceses de la Res­tauración, junto con otros derivados de la historiografía de Gioberti, y que constitu­yen la base doctrinal, demasiado evidente y visible, de estos discursos. Pero el ele­mentó ideológico se ha rescatado en senti­do pleno, vibrante y actual de la unidad y del desenvolvimiento de la vida histórica y literaria, del gusto humanista que queda patente en páginas o en cuadros memora­bles, y de un sentimiento augusto y casi religioso de la historia y de las letras ita­lianas, que anima con un difuso «pathos» lírico la prosa carducciana. Es, a su modo, un «epos» de la cultura y del arte ita­lianos. D. Mattalia

Carducci es el más profundo conocedor de palabras que haya hoy en Italia, y cier­tamente el más rico.  (D’Annunzio)

La crítica de Carducci, sostenida en par­te con las ideas tomadas por él de la cul­tura de su tiempo y también de De Sanetis, vale sobre todo por la fuerza repre­sentativa del estilo. (F. Flora)