Yüsuf ibn al-Sayj

Erudito arabigoespañol. Nació en Málaga en 1132 y murió en la misma ciudad en 1207. Hijo de una gran familia, lo que no fue obstáculo para que recibiera una educación orientada hacia un sentido de gran austeridad y un profundo sentir reli­gioso, que conservó a través de una vida ejemplar. En su niñez-, Y. vio la caída del imperio almorávide ante la presión de las armas cristianas, que parecían ansiosas de derrumbar de una vez el poderío del islam en España. La entrada de los almohades en Málaga apuntaló la situación y Y. pudo gozar de una pubertad y una juventud tran­quilas, dedicadas por entero a su formación alcoránica y filológica con los mejores maes­tros, a cuyo fin hizo una larga temporada en Sevilla.

Poco se sabe de la vida familiar de Y., que según sus biógrafos musulmanes fue santo. En el año 560 de la héjira (1164), o sea cuando contaba 33 años, Y. se trasladó a Ceuta, y de allí a Bugía, donde estudió filo­logía con el famoso sevillano Abdelhac, que era además predicador oficial de la mezquita. De Bugía, Y. pasó a Alejandría, donde per­maneció durante dos años, que aprovechó para trasladar minuciosamente al papel el famoso faro de Alejandría, que había de desaparecer dos siglos más tarde y del que hizo una descripción detalladísima. También aprovechó nuestro autor su larga estancia en Alejandría para visitar el alto Egipto. Luego se trasladó a La Meca para cumplir su deber religioso. De nuevo en Alejandría en su viaje de regreso a España, Y. trabó amistad con el célebre teólogo Abutahir el Silafi, de quien tomó lecciones.

Vuelto a Málaga, y llevado de su gran piedad, costeó la cons­trucción de veinticinco mezquitas, en algu­nas de cuyas obras trabajó como peón, para dar así un ejemplo de humildad. También costeó la perforación de unos cincuenta pozos, llevado del amor al pueblo. Es en su madurez cuando nuestro autor escribe sus obras, más bien para sus familiares y ami­gos, puesto que jamás persiguió la gloria literaria, que no ambicionaba pese a sus indiscutibles dotes. Frisaba los sesenta años cuando, a las órdenes del sultán Almansur Yacub, tomó parte en la batalla de Alarcos, 592 (1195). Tres años antes de su muerte escribió su obra más importante, el Libro del abecedario (v.), en el que describe su viaje a La Meca. Además del citado libro, Y. escribió muchas obras poéticas religiosas, elegiacas, ascéticas, burlescas, etc.