Nació en Marino hacia 1492 y murió en Roma el 25 de febrero de 1547. Hija del gran condestable de Nápoles, Fabricio C., casóse en 1509 con Ferrante de Ávalos, marqués de Pescara.
Su esposo falleció algún tiempo después de la boda, y C. ingresó en el monasterio romano de San Silvestre. Estallada la lucha entre Clemente VII y su familia, retiróse a Marino, y luego estuvo en diversos conventos.
En uno de sus viajes a Roma conocióla Miguel Ángel, que la amó. El afán de una renovación moral de la Iglesia aproximóla a Valdés, Ochino y Carnesecchi, a pesar de lo cual permaneció siempre fiel al catolicismo. El sentimiento amoroso que encendió en aquel gran artista armonizó perfectamente con la delicada espiritualidad de esta mujer, tendente siempre a la contemplación de la dicha celestial y profundamente consciente de la vanidad de los goces terrenos.
Su belleza física, perpetuada en el «Parnaso» de Rafael y en un grabado de Miguel Ángel, viose alumbrada por la luz interior que reflejan sus Rimas (v.) y su Epistolario (v.), que contiene su correspondencia con hombres ilustres.
N. Inghilleri di Villadauro