Stanislaw Wyspianski

Nació el 15 de ene­ro de 1869 en Cracovia, donde murió el 1. ° de noviembre de 1907. Por la variedad y la amplitud de sus intereses artísticos puede ser comparado a los artistas del Renaci­miento. Era hijo de un escultor, y pasó la infancia y la adolescencia en la pequeña casa-taller donde siglos antes viviera el historiador Jan Dlugosz, al pie de la colina de Wawel, la acrópolis polaca. Los grandes recuerdos históricos y artísticos de Polonia se imprimieron en su espíritu y orientaron toda su vida. Matriculóse en la Academia de Bellas Artes, y fue discípulo del pintor Matejko. Luego marchó a Francia, para per­feccionar sus conocimientos pictóricos. Se ocupó también de arquitectura, música y teatro; compuso dos libretos de ópera inspi­rados en Wagner, y una obra dramática.

Vuelto a su país, permaneció en él durante el resto de su breve existencia, entregado a una ardiente actividad de pintor (entre sus mejores obras figuran las vidrieras de la iglesia de los franciscanos de Cracovia), poeta, dramaturgo y renovador de la escena polaca. Colaboró en Žycie (Vida), órgano de la neorromántica «Joven Polonia», ilus­tró la Riada, y contribuyó al progreso de la tipografía nacional mediante la dirección personal de las ediciones de sus obras. Por encima de todo, empero, consagróse al tea­tro, y escribió numerosos dramas. El pasado polaco mítico y remoto le inspiró Leyenda [Legenda, 1897], Boleslao el audaz [Boleslaw smialy, 1904] y Skalka (1907). La legión (1900, v.) recuerda la Legión de Mickiewicz, y La varsoviana (1898, v.), Leleioel (1899) y Noches de noviembre [Noc Listopadowa, 1904] tienen por fondo la insurrección de 1831. A la antigüedad griega se refieren Meleagro (1894-97), Protesilao y Laodamia (1899, v.) y El retorno de Ulises [Powrót Odysa, 1907], etc.

Las bodas [Wesele, 1901] y La liberación [Wyzwolenie, 1903] reflejan la íntima tragedia del poeta y su redención. La primera de tales obras se halla inspirada en el matrimonio del poeta Rydel con una campesina; a una mujer de esta misma cate­goría social unióse también Wyspianski, convencido de que el arte decadente había de encontrar su perdido vigor en la sencillez y la energía del mundo rural. Mencionemos, finalmente, el más nebuloso y oscuro de sus dramas, Akropolis (1904) y dos de los más notables: El anatema [Klatwa, 1899] y Los jueces (1906-07, v.). En 1906 Wyspianski fue nombrado pro­fesor de la Academia de Bellas Artes; sin embargo, apenas transcurrido un año le sorprendía la muerte en plena actividad.

M. Bersano Begey