Nació en Moscú el 26 de noviembre de 1842 y murió en Dmitrov el 8 de febrero de 1921. Hijo de una antigua familia principesca, el futuro teórico ruso del anarquismo fue educado en el cuerpo de pajes, en San Petersburgo, donde demostró inclinación por los estudios geográficos y, más tarde, a petición propia, se le destinó a un regimiento de cosacos de Siberia, lo cual le permitió explorar la cuenca del Amur y el este del territorio siberiano. Vuelto a San Petersburgo en 1867, enseñó en la Facultad de Matemáticas, desempeñó el cargo de secretario de la Sociedad Geográfica Rusa, fue presidente de la sección de Geografía física, ocupó otros puestos de carácter científico y publicó una obra acerca del período glaciar. En 1872, durante un viaje por el extranjero, adhirióse al ala bakuniniana de la Primera Internacional; renegó de su primitivo liberalismo y, una vez de nuevo en Rusia, empezó a tomar parte en la actividad político-social del círculo de N. V. Chaikovski.
Detenido en 1874, fingióse loco y consiguió ser trasladado a un establecimiento benéfico, de donde en 1876 huyó al extranjero. Se refugió primeramente en Suiza, y luego en Londres; allí vivió hasta 1917 entregado a labores científicas, literarias y políticas. Entre otros trabajos llevó a cabo una cuidadosa exposición de su anarquismo, un sistema filosófico optimista basado en la teoría de la evolución, una historia de la Revolución francesa, una de la Literatura rusa titulada Los ideales y la realidad en la literatura rusa (v.), y, finalmente, Las memorias de un revolucionario, que, por su interés y su mérito literario’, suelen ser citadas junto a Pasado y pensamientos (v.) de Terzen. Durante la Guerra Mundial Kropotkin mostróse partidario de los aliados y enemigo de Alemania, con acentuado patriotismo. Vuelto a Rusia al estallar la revolución, se opuso al golpe de estado de los bolcheviques y rechazó cualquier acuerdo con ellos.
E. Lo Gatto