Nació en Sevilla en 1413 y murió en Segovia hacia 1474 (?). Oscuro y mediocre trovador, se relacionó con personajes célebres, como el marqués de Santillana, Juan de Mena y Álvaro de Luna, protectores suyos. En cuanto poeta (v. Canciones), con sus temas amorosos, imitados de Dante, morales, sagrados y políticos documenta varios aspectos de su época. Defendió a don Álvaro de Luna y lloró su muerte en sinceros versos, en los que se glosa el tema de la fugacidad del poder humano. Perdidos sus protectores, en cierto período de su vida conoció una indigencia tan extremada que pensó seriamente en el suicidio.
Libróle de él el arzobispo de Toledo, Carrillo, quien le protegió, y cuyo recuerdo perpetuó G. en el prólogo a La Gaya de Segovia o Silva copiosísima de consonantes para alivio de trovadores (v.), obra en la que aparece evidente la imitación del Libro de concordancias (v.) del catalán Jaime March. Nada se sabe acerca del último período de su existencia. Entre las obras más notables de G. figuran los Discursos de los doce estados del mundo, inspirados en el tema de las danzas de la muerte y ricos en sátiras contra la sociedad y la Iglesia, la Exclamación o querella de la gobernación, réplica al texto homónimo de Gómez Manrique, y Los siete salmos penitenciales trovados (v.), su mejor obra poética, censurada por la Inquisición.
G. Savelli