Nació en Botoşani el 20 de diciembre de 1849 ó el 15 de enero de 1850 y murió en Bucarest el 15 de junio de 1889. Pasó una apacible infancia junto a su madre en el verde paraíso de Ipotesti. Enviado a estudiar al instituto de Cernăuşi, lo abandonó repetidamente a partir de 1863 en breves evasiones en pos de compañías teatrales que culminaron en la marcha a pie desde Cernăuşi hasta Transilvania, donde pudo contemplar conmovido, desde lo alto de una colina, el centro del renacimiento transilvano, la gloriosa Blaj, pequeña Roma («The salut din inimă, Roma mică»).
De tal suerte, llegó a su fin la carrera escolar de Eminescu en Rumania. Tras un período de vida bohemia pasado en Giurgiu y Bucarest, quedó nuevamente sometido a la autoridad de su padre, quien le mandó a Viena (1869), donde el joven frecuentó los cursos de Filosofía y Filología y tuvo por maestros a Mussafia, Zimmermann y Vogt.
En contacto con la juventud rumana alentada por ideas liberales y en el ambiente de la sociedad «Românía Juna», preparó la solemnidad conmemorativa de Putna. Aun cuando enteramente absorbida por los estudios la actividad de Eminescu, su permanencia en Viena no le valió título alguno; sin embargo, abrióle, a través de Negruzzi, las puertas de «Junimea», adonde el poeta envió sus primeras composiciones líricas (Epigoni, Venere şi Madona).
En 1871 se hallaba en Iaşi, atraído por el tempestuoso y ambiguo amor de Verónika Miele, inspiradora de gran parte de la poesía lírica del autor. En 1872 marchó a Berlín, donde, según los deseos de Titu Maiorescu, hubiera debido profundizar y concluir los estudios filosóficos; con todo, tampoco allí su infatigable labor como discípulo de Dühring y Zeller le condujo a la «gloria» del doctorado, por lo que, vuelto en 1874 a Iaşi, el poeta hubo de aceptar empleos de carácter burocrático, origen de muchas molestias y que le rindieron poco dinero.
Movido por la necesidad, aceptó colaborar en el periódico conservador Timpul (1877), actividad que agotaría su noble ingenio y malograría los recursos de su generoso temperamento de polemista. En 1883, la mente de Eminescu se ofuscó; internado en un sanatorio cerca de Viena, regresó más tarde a la patria, donde consumó, «per intervalla insaniae», su trágica experiencia de hombre y acabó víctima de la locura de un compañero de manicomio. La obra del poeta, con el cual la lírica rumana concluía su laborioso esfuerzo evolutivo y conseguía valores estéticos de mérito universal, no ha sido publicada todavía por completo.
Abarca, además de las Poesías (v.), fábulas y cuentos (v. El pobre Dionisio, El príncipe azul de la lágrima), bocetos de obras teatrales, colecciones de composiciones líricas populares y textos literarios, económicos, políticos y filosóficos.
R. Del Conte