Nació en Módena en 1505 y murió en Chiavenna el 21 de febrero de 1571. Estudió Leyes en Bolonia, Ferrara y Padua, y se doctoró en Siena.
Tras una breve estancia en Roma, volvió a su ciudad natal, de cuyo Estudio fue lector durante más de veinte años. En 1553, algunas censuras suyas contra una canción de A. Caro provocaron una ruidosa polémica y le llevaron a huir a Chiavenna primero y a Ginebra y Lyon después para eludir las iras de la Inquisición.
En 1570 marchó a Viena, y allí dedicó a Maximiliano II su obra más importante, la Poética de Aristóteles vulgarizada y expuesta (v.). Más tarde volvió a Chiavenna, donde murió. De ingenio agudo y multiforme, se le debe, hasta cierto punto, el establecimiento de la filología del lenguaje vulgar.
En este aspecto, su obra resulta más meritoria incluso que las de Varchi y Bembo, a quien corrigió certeramente (v. Adiciones a las prosas de Bembo), y siempre atento a la evolución histórica de los vocablos. Aun cuando falto de una verdadera capacidad filosófica, trató de participar, con su comentario a la Poética de Aristóteles, en la apasionada discusión surgida acerca del citado texto en los umbrales del barroco; y así, en la polémica entre «hedonistas» y «moralistas» situóse junto a los primeros.
Cabe hacer resaltar que esta postura y la condena del Santo Oficio han valido a C., desde el romanticismo de tendencias luteranas en adelante, la consideración de precursor de ciertas orientaciones estéticas modernas. En realidad, las acusaciones de herejía partieron singularmente de sus adversarios en literatura.
Se le atribuye la traducción de Lugares comunes teológicos (v.) de Melanchthon (1534); pero, en esencia, sus relaciones con la Reforma no parecen, de ser ciertas, haber traspasado los límites de una simpatía literaria. En Chiavenna, poco antes de morir, escribió C. su obra más interesante: Corrección de algunas cosas del «Diálogo de las lenguas» de B. Varchi (v. Correcciones a Varchi), publicada con carácter póstumo por su hermano Giammaria.
G. Vállese