Nació en París el 6 de junio de 1740, murió en la misma capital el 25 de abril de 1814. Hijo de un comerciante, asistió al Collège des Quatre Nations, y fue, durante dos años, profesor de Retórica en el Colegio de Burdeos. Vuelto a París, frecuentó ambientes literarios y teatrales, distinguiéndose muy pronto por su carácter extravagante, dispuesto a aceptar las más extrañas novedades en ideas y en costumbres. Voraz lector de autores franceses del siglo XVI y de obras extranjeras (especialmente inglesas y alemanas) tuvo un verdadero fanatismo por Shakespeare, lo que le indujo, después de la tentativa poética de Heroides (1765), a escribir para el teatro. Mientras obtenía escaso éxito en tal actividad, una novela fantástica (El año 2440, v.), de 1770, y sobre todo el Cuadro de París (v.), de 1781, alcanzaban gran resonancia.
Cuando aparecieron, anónimos, los dos primeros volúmenes del Cuadro, animada y satírica pintura de la capital, después de haber revelado al censor la paternidad de la obra, para no perjudicar a otros, partió para Suiza, donde conoció a Lavater. Terminada la obra en Neufchátel, pasó a Alemania, donde fue muy festejado, y volvió a Francia al estallar la Revolución, que — afirmó — él mismo había preparado con sus escritos. Redactor de Annales patriotiques, se disgustó con los excesos jacobinos y se pasó a los girondinos. Diputado en la Convención, votó contra la pena de muerte de Luis XVI y siguió de cerca las vicisitudes políticas de este período; firmó con otros la protesta de 72 diputados contra la Montaña, y pudo eludir después el arresto. En 1795 entró en el Consejo de los Quinientos, en el que adoptó una actitud polémica.
Catedrático de Historia en la Escuela Central, sus ex abruptos suscitaban el ridículo. Fue miembro del Instituto desde su fundación. De su copiosa producción de polígrafo, recordemos: Théâtre (1778-1784, en 4 volúmenes); Du théâtre, essai sur l’art dramatique (1773), en el que expone su estética teatral; Nouveau Paris (1800). Dejó manuscrito un Cours de littérature. Entre los dramas, citemos: Molière (1776), Philippe II, roi d’Espagne (1785), y Timon d’Athènes (1795).
P. Raimondi