Nació en 1802 y murió en 1839. Su verdadero nombre era Georgi Huca. Había visto la luz en Hungría, en la familia de un sacerdote ucraniano que vivía en las laderas de los Cárpatos. Estudió en diversos lugares: en Ujhorol (Rusia subcarpática), en la Universidad de Lwow, en Szegedin, en Besarabia y en Moscú. En la primera de tales poblaciones había seguido, contra su voluntad, algunos cursos de cultura eclesiástica; en Lwow, en cambio, entregóse al estudio de la Historia, materia respecto de la cual experimentaba una vocación singular (en tal ciudad, precisamente, y para no ser descubierto, habíase matriculado en la Universidad bajo el nombre falso de Venelin); en Moscú inscribióse en la Facultad de Medicina. Sin embargo, su ámbito predilecto era el de la Historia, y en él, efectivamente, procuró trabajar en el curso de su breve existencia.
No poseía, empero, un verdadero temperamento de investigador; con frecuencia, sus obras históricas no suelen ser sino vuelos de una fantasía enardecida por ímpetus románticos y carente de seriedad y bases científicas. Con todo, no dejaron de tener una importancia notable, por cuanto abrieron surcos, dejaron huellas y produjeron benéficos efectos entre los búlgaros, a quienes Venelin dedicó la mayor parte de sus textos y de su aprecio. La obra principal del autor es la titulada Los búlgaros antiguos y actuales en sus relaciones políticas, étnicas, históricas y religiosas con los rusos (v.), escrita en ruso. El autor, en realidad, vivió poco tiempo en Bulgaria. Su contacto inicial con el pueblo búlgaro tuvo lugar en Besarabia, durante una larga estancia en este país que realizó en el curso de su primer viaje a Rusia.
El que emprendió en 1830 hacia Varna y la Bulgaria oriental, a impulsos de grandes proyectos de estudio e investigación, le proporcionó más desengaños y amarguras que satisfacciones. Sin embargo, su entusiasmo y su fe no menguaron nunca, y la admiración y el reconocimiento de las figuras más representativas de la vida espiritual búlgara contemporánea le compensaron con creces las adversidades y los momentos de desaliento. En la historia civil de Bulgaria el nombre y la obra de Venelin siguen siendo uno de los hitos en la restauración nacional.