Filósofo alemán. Nació en Königsberg (Prusia Oriental) el 27 de agosto de 1730, m. en Munster (Westfalia) el 24 de junio de 1785. Perteneciente a una familia de burgueses bastante acomodados, recibió una severa educación pietista; luego inicia en la universidad de su ciudad natal estudios de Filosofía, Teología, Derecho y lenguas vivas. De temperamento muy imaginativo, al borde del desequilibrio nervioso, llevó durante varios años una vida disipada y errante, incapaz de conservar los puestos de preceptor que obtenía. En 1756, los Berens, unos negociantes de Riga que le protegían, le encargaron una misión comercial a través de Europa. H. visita Berlín (donde se relaciona con Moses Mendelsohn), Hamburgo, Lübeck y, a través de la Alemania occidental y Holanda, llega a Londres el 18 de abril de 1757.
Con todo, su fracaso como agente de negocios fue total y conoció días de miseria. Volvió a estudiar la Biblia y el 31 de marzo de 1758, leyendo un capítulo del libro de Moisés, tuvo una especie de éxtasis místico que despertó en él los sentimientos pietistas de su infancia y le reveló su vocación de reformador religioso, a pesar de lo cual siguió tomándose grandes libertades morales. De regreso a Riga, vivió durante unos meses con la familia Berens en calidad de preceptor hasta que su padre le llamó a Königsberg. Allí siguió unos cursos de literatura antigua y oriental, pero no se preocupaba por encontrar una situación estable, a pesar de las exhortaciones de Kant, a las que replicaba tratando de justificarse en nombre de un vago anarquismo evangélico. Por otra parte, había hecho «un matrimonio de conciencia» con una criada de su padre que le dio dos hijos. Habiéndose al fin resignado a aceptar un empleo, fue sucesivamente copista en casa de un magistrado de la ciudad, escribano en la Cámara Territorial, redactor de la Königsberger Zeitung, preceptor en Mitau a partir de 1777 y, gracias a una recomendación de Kant, escribano y traductor en la administración de Aduanas.
Diez años más tarde fue jubilado de oficio después de haber pedido en vano una licencia para emprender un viaje a través de Alemania; marchó entonces a Westfalia, donde residió unas veces en Pempelfort, en casa de su amigo Jacobi, y otras en casa de la princesa Galitzin, en Münster; allí le sorprendió la muerte cuando, sintiéndose enfermo, se disponía a regresar a su provincia natal. Leyendo los fantásticos escritos de H. es difícil darse cuenta de su influencia, que fue muy grande, sobre Herder y, a través de éste, sobre Goethe, Hegel y todo el romanticismo alemán. Esta influencia fue ante todo oral. Entre su producción destacan: Aesthetica in Nuce (v.), Cruzadas del filólogo (v.), Gólgota y Scheblimini (v.), Metacritica sobre los purismos de la razón pura (v.), etc.