Nació en Bort (Limousin) el .11 de julio de 1723 y murió en Ablonville (Normandía) el 31 de diciembre de 1799. De origen humilde, estudió primeramente en su casa con el abate Vaissiére y luego con los jesuitas de Mauriac y en Clermont-Ferrand. A punto de ingresar en Toulouse en la Compañía de Jesús, cambió de parecer y dedicó su interés a la actividad literaria. Había participado en los juegos florales de esta última ciudad con una oda sobre la Invention de la poudre a canon, que no fue premiada; en tal ocasión escribió, protestando, a Voltaire, quien más tarde trabó amistad con él e indújole a trasladarse a París. Dos triunfos alcanzados en los certámenes poéticos patrocinados por la Academia Francesa (1746 y 1747) diéronle pronto notoriedad y le sacaron de la miseria; sin embargo, de sus diversas tragedias (Cléopatre, 1750; Les Héraclides, 1752; Égyptus, 1753) sólo obtuvieron un gran éxito Denys le Tyran (1748) y Aristoméne (1749), en tanto Les funérailles de Sésostris constituyó un clamoroso fracaso.
Ya célebre en las tertulias de París, amigo de los hombres más notables y amante de las más brillantes mujeres, viose auxiliado por la protección de Voltaire y de Mme. de Pompadour; y así, logró en 1758 el privilegio del Mercure de France (v.)> del que mejoró la suerte y en el cual fue publicando luego los Cuentos morales (v.) — reunidos en un tomo en 1761 y ampliados en sucesivas ediciones —, que solía leer con mucho éxito en los salones. En 1758 obtuvo, además, durante el gabinete Marigny, el nombramiento de «secrétaire des bâtiments». Varios años después, y a causa de una ofensa inferida al duque de Aumont, perdió el privilegio del periódico y estuvo detenido algún tiempo en la Bastilla. En 1763 publicó la Poética francesa (v.), parcialmente integrada por artículos con los cuales Marmontel había colaborado en la Enciclopedia (v.); otros de carácter literario destinados a esta misma obra fueron, más tarde, reunidos y completados de suerte que pudieran constituir una historia literaria continua : Éléments de littérature (1787, en seis vols.).
Ambos textos, de escaso vigor, resultan, en cambio, apreciables por ciertas características de buen gusto y sentido común, y, precisamente a causa de su falta de originalidad, valiosos como documentos estéticos. Mucho revuelo provocaron las novelas de Marmontel, Belisario (1767, v.), censurada, por ciertos pasajes del capítulo XV referentes a la tolerancia, por los teólogos de la Sorbona, a quienes satirizó Voltaire con duros epigramas, y Les Incas ou la destruction de L’Empire du Pérou (1777), en la que el autor critica la esclavitud y la crueldad de los conquistadores españoles. En 1771 fue nombrado historiador de Francia, y en 1783, a la muerte de D’Alembert, secretario perpetuo de la Academia, en la cual había ingresado en 1763. Participó en la polémica entablada entre los partidarios de Gluck y los de Piccinni, colaboró con este último en Dido (1783, v.) y Pénélope (1785) e inspiró en sus Cuentos varios libretos de ópera. Adversario del despotismo y de los privilegios y favorable al tercer estado, vio, sin embargo, con horror el desarrollo de la Revolución, y en 1791 retiróse a Gaillon, donde escribió las Memorias de un padre (v.), destinadas a la educación de sus hijos y publicadas en veinte volúmenes durante el período 1800-1806.
Diputado en la Convención Nacional, que le había asignado una pensión de 3.000 libras, defendió a los emigrados; después del 18 fructidor, empero, privado del cargo y de la remuneración, regresó a su retiro de Abienville y allí permaneció hasta su muerte.
G. Afieri Todara Faranda