Nació el 29 de julio de 1793 en la localidad de Moshovce (Eslovaquia) y murió en Viena el 24 de enero de 1852. En septiembre de 1817 marchó a Jena a estudiar Teología evangélica; la estancia en esta ciudad alemana (donde residió hasta marzo de 1819) resultó decisiva para su formación espiritual y literaria. Las doctrinas de Herder, el idealismo romántico y las aspiraciones nacionalistas de los estudiantes alemanes influyeron notablemente en el paneslavismo de Kollár. Con el fin de evocar glorias pretéritas llevó a cabo entonces diversas peregrinaciones por los alrededores de Jena, o sea los territorios antiguamente habitados por los desaparecidos eslavos polabos.
En una típica parroquia evangélica alemana situada cerca de la mencionada ciudad conoció en la primavera de 1818 a Wilhelmina Schmidt, melancólica y pura, hija de un pastor protestante, que al principio negóse a seguirle a los «bárbaros» países eslavos, y, en compensación, bajo el nombre de Mina, pasó a ser la musa inspiradora del poema de Kollár La hija de Slava (v.). Abandonada Jena, nuestro autor fue párroco de la comunidad protestante eslovaca de Budapest, donde en 1835 —tras dieciséis años de separación — reuniósele su idolatrada Mina. En 1841 y 1844 realizó dos viajes a Italia; la estancia en tal país inspiróle dos libros de impresiones (1843 y 1845) y una curiosa obra de arqueología titulada La antigua Italia eslava [Staroitália slavjanská, 1853], en la que pretendió demostrar el origen eslavo de la mayoría de los habitantes de la Italia septentrional.
En 1849 fue nombrado profesor de Antigüedades eslavas de la Universidad de Viena. A Kollár se deben, además, numerosos epigramas, una colección de poesías populares eslovacas, un florilegio de sermones para domingos y fiestas (1831) y diversos textos sobre la reciprocidad y la fraternidad de los pueblos eslavos. Cabe citar, finalmente, su oposición al separatismo lingüístico eslovaco, defendido por Śtúr.
A. M. Ripellino