Nació en Niza el 4 de julio de 1807, murió el 2 de junio de 1882 en Caprera. Encaminado desde joven a la carrera de marinería, navegó largamente por las rutas del Mediterráneo. Durante estos viajes se puso en contacto con hombres que profesaban ideas progresistas en el campo político y en el social, y comenzaron también a tomar forma en su alma los conceptos de patriotismo popular y de democracia laica, elementales, pero sólidos y perfectamente definidos, que inspiraron toda su acción política y también su producción literaria.
Llegada a su conocimiento la existencia de la «Giovine Italia», quiso participar en la conspiración antisaboyana de 1834, y después del fracaso del movimiento, se vio obligado a huir para no ser condenado a muerte. Combatió como corsario y como jefe de banda en favor de la libertad en América meridional, y los episodios románticos y aventureros en los que se vio envuelto, la fama de su legendario valor, las victorias alcanzadas sobre adversarios mucho más numerosos, dieron gran notoriedad a su nombre e hicieron de él para los italianos, en los años de 1840 a 1848, en plena fermentación patriótica y liberal, el tipo ideal de héroe popular. Su fama aumentó, hasta convertirse en un mito, después de la defensa de Roma en 1849 y la retirada a través de Italia, durante la cual murió de agotamiento su compañera Anita. Desde aquel tiempo, G. fue considerado como uno de los protagonistas del «Risorgimento» italiano y como una de las principales figuras representativas del movimiento democrático europeo.
Rechazada la intransigencia republicana de Mazzini, encarnó en su persona el principio de la unión de todas las fuerzas nacionales italianas y supo expresar, con mayor sentido de la realidad que ningún otro político de su tiempo, las opiniones fundamentales del pueblo italiano. Influyó naturalmente en la aceptación casi unánime de su caudillaje el prestigio que le depararon sus empresas militares y especialmente la legendaria expedición de los Mil. Numerosísimos fueron, como es natural, los escritos surgidos de una tan multiforme y compleja actividad. Informes de guerra, órdenes del día a las tropas, proclamas y discursos a las poblaciones, estudios y reflexiones sobre temas militares, políticos, sociales y religiosos surgieron sucesivamente de su pluma, constituyendo un testimonio ideológico y una documentación histórica de fundamental importancia para el «Risorgimento».
Una primera recopilación fue intentada por el mantuano Tertulliano Mainardi, y de ésta se sirvió Domenico Ciampoli para una edición aparecida en 1907, hasta que en 1934-37 la Comisión para la Edición nacional de los escritos de G. publicó 3 volúmenes de Scritti e Discorsi politici e militari, después de una vasta labor de investigación. En su mayor parte inéditas quedaron, sin embargo, y todavía lo son, las Lettere, sólo parcialmente publicadas por Ciampoli y por Ximenes. Otro monumento historicopsicológico de la vida garibaldina fueron las Memorias autobiográficas (v.), iniciadas en 1849 y continuamente modificadas y elaboradas hasta 1872. El americano Dwight, la alemana von Szhwartz, Dumas padre y Francesco Carrano prepararon publicaciones parciales de las mismas en sus lenguas respectivas.
La Comisión nacional hizo aparecer en 1932 la tercera y última redacción en dos volúmenes distintos. Fondo biográfico tienen también tres novelas escritas de 1872 a 1874: Cantoni in volontario, Clelia, I Mille. Entre su producción poética, impregnada de salvaje belleza, cabe destacar el Poema autobiográfico y el Carme alla Morte.
S. Canzio