Nació en 966 y murió en 1041. Hijo del ministro Yoritada (924- 989), desempeñó varios cargos oficiales y sirvió a cuatro emperadores: Enyū (969- 984), Kwazan (984-986), Ichijō (986-1011) y Sanjō (1011-1016).
Cuando se hallaba ya casi en el punto culminante de su carrera, falleció su hija, esposa de Fujiwara-no-Norimichi (996 – 1075); inconsolable, dimitió (1024) y, entregado en 1026 a la vida religiosa, dedicóse durante el resto de sus días a la meditación en una villa de Kitayama. Hombre de gran talento y tenaz aun en las pequeñas cosas, fue uno de los mejores poetas de su tiempo y viose considerado por todo el mundo como autoridad indiscutible en materia de poesía.
Ambicioso y orgulloso del propio valer, no contuvo nunca las críticas; pero, asimismo, experimentó una profunda satisfacción en las alabanzas. Fue poeta sensible y se inspiró singularmente en la vida; sus versos, empero, no resultan espontáneos: el formalismo y la etiqueta que, cual rígidos soberanos, dominaban el ambiente cortesano parecen haberle impedido la manifestación abierta de los sentimientos personales.
En tal aspecto resultó fruto de su época. Las poesías de nuestro autor se hallan esparcidas en las diversas antologías oficiales; pero poseemos también de ellas una colección personal titulada Repertorio del ministro Kintō, antes «dainagon» [Zen dainagon Kintō-kyō shū]. Entre sus obras son importantes Shinsen zuino, en la que fija los cánones coetáneos de la poesía, y el conjunto de cantos populares chinos y japoneses Wa-kan Rō-ei-shū (v.).
Y. Kawamura