Nació el 21 de noviembre de 1768 en Breslau y murió en Berlín el 12 de febrero de 1834. Filósofo y teólogo, es una figura representativa de la historia de la filosofía, incluso en una época en la que no faltan grandes genios como Fichte, Schelling y He- gel. En su familia, el interés religioso y el cargo de pastor habían ido pasando dé padres a hijos en el curso de dos o tres generaciones. Su infancia desarrollóse en el ambiente espiritual propio del pietismo, que contribuyó en Schleiermacher a la acentuación de su tendencia hacia la interioridad religiosa y el misticismo. La adolescencia, pasada en el Paedagogium de Niesky y en el seminario de Barby, le proporcionó inquietudes: la amargura y el desconsuelo provocados por la continua lucha entre los entusiasmos de su alma mística y las dudas de su espíritu crítico. El estudio de las Matemáticas, en el que se refugió casi por desesperación, al disciplinar su intelecto en una investigación rigurosa fecundó los primeros gérmenes de la duda en Schleiermacher, quien no lograba todavía encontrar una salida apropiada a su ansiedad mística.
Entregóse entonces a extensas lecturas: las de los textos de varios filósofos, de los clásicos griegos y del Antiguo Testamentó en sus versiones originales. Sin embargo, no pudo hallar en el estudio la liberación que buscaba. Pidió entonces a su padre permiso para abandonar el seminario de la pequeña localidad morava y dirigirse a estudiar Filosofía en la Universidad libre de Halle, donde, en efecto, entró en contacto con los sistemas filosóficos de Leibniz (a través de la interpretación y la continuación de Wolff) y Kant, siquiera mediante la exposición duramente crítica de Eberhardt. Testimonios de esta primera iniciación a la filosofía son dos ensayos juveniles (Schleiermacher contaba entonces apenas veinte años) sobre el concepto del Sumo Bien y la libertad humana; tales textos revelan ya una posición francamente crítica en relación con la autonomía de la ética de Kant y la concepción de la libertad a ella vinculada. En Berlín, a donde se trasladara en 1796 como preceptor del conde Von Dohna, conoció, a través de los comentarios de Novalis, al filósofo que tan intensa influencia (siquiera posteriormente ignorada por él mismo) habría de ejercer en su formación espiritual: Spinoza.
A este período (1796- 1801) corresponden su amistad con Friedrich von Schlegel (v.) y su ferviente participación en el cenáculo romántico, de lo cual pueden hallarse testimonios en sus libros más geniales: Sobre la religión, discursos a sus detractores cultos (1799, v.) y Monólogos, regalo de año nuevo (1800, v.), obras de un elevado lirismo filosófico, inspiradas en el concepto de la religión como sentimiento de lo infinito y armonía de la vida espiritual y en el de la existencia moral en cuanto orientación hacia la interioridad y el desarrollo de la personalidad de acuerdo con un «individualismo ético», que modera y verifica el individualismo genial de los románticos. El año 1801 — el de la ruptura con Schlegel, de cuya Lucinda (v.) había escrito una imprudente apología (v. Cartas confidenciales sobre la «Lucinda» de Federico Schlegel, 1800), y de su traslado, por voluntad de la autoridad eclesiástica, de Berlín a Stolpe como predicador de la corte — señala un cambio de rumbo decisivo en la vida y la ideología del filósofo. En el destierro de Stolpe, pequeña localidad situada en las regiones más remotas de Pomerania, lejos de los amigos románticos y envuelto en soledad, volvió a los estudios de la adolescencia, dedicóse a la traducción de numerosos diálogos de Platón y aportó una contribución notable a la «cuestión platónica».
Mientras tanto, iniciaba la composición de las principales obras del período sistemático, Crítica de la ética anterior (1803, v.) y Proyecto de un sistema ético [Entwurf eines Systems der Sitienlehre, 1812-13], temas que trató de nuevo en estudios posteriores. En octubre de 1804 acogió con júbilo el nombramiento de profesor extraordinario de Teología y predicador en la Universidad de Halle, que le permitía abandonar el aislamiento de Stolpe y ejercer al mismo tiempo la predicación y el magisterio. En aquella ciudad relacionóse con Voss, Schelling y Tieck y singularmente con Steffens, naturalista danés cuyas doctrinas» junto con las de Schelling, influyeron hasta cierto punto en la concepción de Schleiermacher respecto a los vínculos entre naturaleza y espíritu, así como en su tendencia a la solución de tales relaciones en un proceso único espiritual e individual cada vez más acentuado y consciente. Transcurridos apenas dos años de su labor docente en la Universidad de Halle, Napoleón, victorioso en Jena (1806), ocupó la ciudad; cerrado el centro universitario, dispersados los estudiantes y saqueada su propia casa, Schleiermacher vivió días difíciles» y maduró en la amargura de la derrota la exigencia de un más celoso y elevado patriotismo, capaz de alentar la reacción ideal del país.
Vuelto a Berlín en 1807, hizo del problema pedagógico su preocupación dominante. Procuró inculcar en los espíritus su concepto del Estado como institución creada no para la mejor satisfacción utilitaria de las necesidades individuales, sino como organismo ideal al que cada ciudadano debe estar dispuesto a sacrificar, como sea, sus bienes, su provecho, su vocación y, de convenir, aun su misma vida. A tal fin trabajó, con Fichte, para el establecimiento de una universidad berlinesa; creada ésta en 1810» asumió la dirección de su Facultad de Teología, que rigió durante más de veinte años. Mientras tanto, renovó la dogmática teológica protestante con La fe cristiana según los principios de la iglesia evangélica (1821, v.), y escribió al mismo tiempo obras sistemáticas de gran interés: Dialéctica (póstuma, 1836, v.), Ética filosófica (1836, v.), Lecciones de estética (1843, v.), etc. Rodeado por el afecto de amigos y discípulos, y honrado con reconocimientos oficiales (fue socio y secretario de la Academia de Ciencias), falleció serenamente en Berlín.
C. Motzo Dentice di Accadia