Nació en Laujar (Almería) el 14 de octubre de 1877 y murió en Madrid el 9 de abril de 1936. Luego de haber estudiado en la Universidad de Granada se trasladó, hacia 1897, a la capital. Diose a conocer como poeta en Electra, La Revista Nueva, Cervantes y Vida literaria, revistas en las cuales colaboraban insignes escritores de la generación del 98. En sus primeras colecciones de versos, Intimidades (1893), La copa del rey de Thule (1898), Saudades (1910), se une, a los temas estilizados de la mitología de Rubén Darío, los salones antiguos, la sombra de los bosques, etc., una auténtica melancolía, herencia romántica que sobrevivía junto a formas propias del modernismo.
Villaespesa conoció una existencia agitada, con aspectos bohemios. En 1911 empezó a actuar como dramaturgo. En su teatro (en verso, de acuerdo con los cánones de la escena poética) pueden advertirse ecos y residuos románticos; así, en El Alcázar de las perlas (1911, v.), Doña María de Padilla (1913), Abén-Humeya (1913), El rey Galaor (1913), Judith y Era él (1914), El halconero, En el desierto, La leona de Castilla (1915) y La maja de Goya (1917). Gran parte de tales obras fue representada en América, donde Villaespesa residió muchos años como conferenciante y empresario teatral. De sus «tournées» obtuvo importantes beneficios; sin embargo, volvió a España pobre y enfermo.
Publicó, además, los volúmenes poéticos (v. Poesías) Los nocturnos del Generalife (1915), Amor (1916), Panderetas sevillanas (1927), Sonetos amorosos (1918), La gruta azul (1918) y La estrella solitaria (1919). Entre sus narraciones cabe mencionar Los suaves milagros, Resurrección, Zarza florida, La granada de rubíes y La tela de Penélope.
G. Savelli