Nació el 15 de octubre de 1608 y murió en Florencia el 25 del mismo mes de 1647. Se disputan el honor de su cuna Modigliana, Piancaldoli y Faenza. Pasó la infancia en esta última población, y estudió en Roma con los jesuítas, y luego con un discípulo de Galileo, el benedictino Benedetto Castelli, lector de Matemáticas de la Universidad local. A esta época pertenece la primera carta de Torricelli a Galileo (11 de septiembre de 1632), profesión de fe copernicana y entusiasta muestra de veneración por el gran maestro que acababa de publicar el Diálogo sobre los dos mayores sistemas del mundo (1632, v.); tal admiración no se vio perjudicada por el triste proceso de 1633.
Torricelli asistió al ilustre solitario de Arcetri en los últimos años de su vida, por cuanto fue huésped de Galileo a instancias de Castelli, desde el mes de octubre de 1641 hasta la muerte del gran sabio, en enero de 1642; durante este período compuso una adición a los Discursos y demostraciones matemáticas en tomo a dos nuevas ciencias (v.) del maestro, publicada posteriormente por Viviani. Gracias al interés de Fernando II de Médicis sucedió como filósofo y matemático del gran duque de Toscana a Galileo, y fue lector de matemáticas en el Estudio florentino. En el curso de su existencia no publicó, sino un solo volumen de textos propios: Obra geométrica (1644, v.), donde figuran trabajos de Geometría y Mecánica.
Las obras manuscritas de Torricelli fueron comentadas y ampliadas por Vincenzo Viviani, y se hallan en los tomos 131-154 de la colección galileana de la Biblioteca Nacional Central de Florencia; de ellos, así como del mencionado volumen de 1644, fue obtenido el material de los cuatro tomos de las Opere di Torricelli, la única edición completa de los textos de este autor. De sus Lecciones académicas (v.) poseemos dos buenas ediciones: las de Florencia (1715) y Milán (1823). La invención del barómetro, la intuición de las causas de los vientos, la audaz introducción de los indivisibles curvos, y la ampliación del concepto de integral a funciones con puntos de infinito en el campo de integración son los principales resultados de los estudios de Torricelli en los ámbitos de la Física y las Matemáticas.
No se detuvo aquí, sin embargo, la actividad del ilustre discípulo de Galileo, que, en calidad de tal, sintióse muy interesado por la mecánica, a la cual supo enriquecer con nuevas e importantes aportaciones: un método original para la determinación del centro de gravedad de las figuras geométricas, el estudio de las velocidades de los graves a lo largo de un plano inclinado (v. Sobre el movimiento de los graves), la proposición referente a la parábola de seguridad en la trayectoria de los proyectiles, y el teorema sobre el paso de un líquido a través de un orificio practicado en las paredes de un recipiente, son descubrimientos que merecieron a su autor la denominación de «alter Galilaeus».
La labor de Torricelli abarcó asimismo el campo de la práctica; fiel también aquí a las enseñanzas del maestro, trabajó personalmente en la construcción de los instrumentos de que precisaba, y se reveló, por ejemplo, habilísimo fabricante de lentes para anteojos. Desde el punto de vista científico, Torricelli fue el mayor y más genial de los componentes de la escuela galileana.
A. Procissi