Emilio De Marchi

Nació el 31 de julio de 1851 en Milán, donde murió el 6 de febre­ro de 1901. Graduóse en Letras en la Aca­demia Científico – Literaria, de la que luego fue secretario y profesor de estilística. Participa en las últimas actividades de la «scapigliatura», colabora en Il Convegno (1874) y funda Vita nuova en 1877.

Al des­aparecer esta revista (1878), la primera no­vela del autor, Due anime in un corpo, re­veló ya una decidida vocación de escritor. Narrador fácil y variado en Storíe d’ogni colore, Nuove storie d’ogni colore y Vecchie storie, trató en El sombrero del cura (v.) el tema dostoievskiano de la caída fatal en el delito y de la locura provocada por el remordimiento.

Sin embargo, el autor halla su motivo inspirador más firme en la representación realista de la pequeña bur­guesía de Milán en los últimos años del siglo pasado; y así, con Demetrio Pianelli (v.) da su obra maestra, y en Arabella (v.) no sólo ofrece una continuación de la ante­rior, sino que abre el camino a un análisis psicológico más profundo.

Esta evolución narrativa se hace más acusada en Giacomo el idealista (v.), pero resulta menos clara en Con el fuego no se juega. De Marchi se de­dicó también a la poesía, al teatro y a la historia de la literatura. Destacó también notablemente en el campo de la formación social, en el que escribió obras como La edad preciosa y La buona parola (1898- 1900).

Aun cuando no fuera preferido por el gran público, tuvo siempre lectores fieles y mereció la admiración de notables per­sonalidades literarias italianas.

V. Branca