Nació en Paganica (L’Aquila) el 29 de septiembre de 1860 y murió en Nápoles el 6 de octubre de 1917. Todavía estudiante en la Universidad de Roma, colaboró en algunos periódicos de la capital; así, por ejemplo, en Il Capitan Fracassa y Cronaca bizantina (v.), en los que reveló precoces cualidades de polemista literario con II libro di Don Chisciotte y de narrador con El proceso de Friné (v.). Formado literariamente en la escuela de Carducci y poseedor de un temperamento exuberante, personificó, a partir de 1880, el tipo del periodista polémico; en literatura estuvo primeramente bajo el influjo de aquel maestro y de D’Annunzio.
Derivó luego hacia el periodismo político y fundó, además de otros periódicos, In Mattino, siendo aquí colaborador suyo Matilde Serao, más tarde su esposa. Defendió la necesidad de la expansión colonial africana como solución al problema de la emigración. Nacionalista y antidemócrata, soñó para Italia un futuro imperialista, se opuso a Francia e Inglaterra (Il popolo dai cinque pasti), y propugnó la constitución de un bloque italo-germánico destinado a frenar el egoísmo anglosajón y el orgullo francés. Con todo, percatábase de las dificultades que impedían a su país la realización de tales propósitos; de ahí su seudónimo preferido, Tartarín. Entre sus diversos textos, fruto de su afán y. su escepticismo, cabe mencionar Le nostre cose in Africa (1895), Itinerario verso i paesi d’Etiopia (1895-1896) e II cristiano errante (1897).
G. Titta Rosa