Poeta cristiano de los siglos III o IV. Su relación con San Cipriano, su viva escatología y la semejanza de su estilo con el de algunas inscripciones africanas conservadas, inducen a concederle esta procedencia.
En el prólogo al primer libro de las Instrucciones (v.) dice haber errado largamente en el paganismo a espaldas de sus familiares (sin duda cristianos) y deber su conversión al judaísmo («legando de lego»). Nada más se conoce de su vida.
Cuanto de su obra ha llegado hasta nosotros aparece envuelto en una atmósfera completamente homogénea y favorable al cristianismo. Las Instrucciones, en efecto, reúnen en dos libros ochenta poemas, cuarenta y uno de los cuales (pertenecientes al primero) se hallan dirigidos a los paganos y hebreos, también únicos destinatarios del Carmen apologético (v.).
La originalidad más singular de este primero y tosco intento de épica cristiana reside en la posición adoptada en él por C. respecto a la tradición romana. Como poeta, nuestro autor no carece de sentimiento ni de fantasía; sin embargo, su cultura religiosa es muy pobre.
C. Falcón