Nació en la Chapelle Saint-Denis, cerca de Paris, en 1626 y murió en esta última ciudad en septiembre de 1686.
Era hijo natural de François Lhuillier, consejero del Parlamento, quien más tarde acabó legitimándole y hubo de encerrarle algunas veces en el correccional de Saint-Lazare. Discípulo, junto con Molière y Bemier, de Gassendi, no aprovechó la formación recibida, por lo cual Sainte-Beuve pudo muy bien definirle «un paresseux trop souvent ivre».
En un viaje a Italia hubo de abandonar precipitadamente Roma debido a una misteriosa aventura y tras haber quemado todas sus cartas y poesías. En París frecuentó mucho más los «cabarets» que los «salons». En realidad, no carecía de ambiciones literarias: a lo largo de toda su vida soñó en la composición de un poema filosófico epicúreo.
Sin embargo, le resultaba mucho más sencillo y brillante prodigar frases ingeniosas que luego eran repetidas por todo el mundo. En las colecciones de Sercy y Barbin y en los Ménagiana figuran muchos de sus versos improvisados.
El nombre de Ch. se halla vinculado además al satirizado «badinage» Viaje al Languedoc (v.), escrito en colaboración con Bachaumont y verdadero retrato del vacío espiritual de su existencia. Mayor notoriedad le dio, en cambio, su amistad con La Fontaine, Boileau y Molière, del último de los cuales fue confidente en las penas de amor y de celos.
C. Falconi