Nació en La Rochelle en 1746 y murió en París en 1788. Inicialmente administrador de la Marina, cargo heredado de su padre, en 1768 fue nombrado abogado general del Parlamento de Burdeos.
Durante el famoso proceso La Chalotais (1770) mostróse partidario del canciller Maupeou y adversario del Parlamento, acto de independencia que, si bien le valió el aplauso de Voltaire, le hizo caer en desgracia. Detenido, fue condenado al destierro, en el transcurso del cual comentó y tradujo la famosa obra de Beccaria.
De regreso en Burdeos en 1778, es nombrado presidente a látere del Parlamento; sin embargo, la oposición le acusa de ateísmo, y al verse objeto de continuos ataques prefiere retirarse a París, donde disfrutaría de la amistad de D’Alembert y pudo entregarse por completo a sus estudios predilectos sobre la reforma de las leyes penales.
Además de Mémoire justificatif pour trois hommes condamnés ä la roue (1787), publicó Lettres sur la procédure criminelle en France (1788), Reflexions historiques sur le droit criminel (1788) y un notable informe, también en forma epistolar, titulado Cartas sobre Italia (v.), de un viaje que efectuó por aquella península.