Nació en Piura (Perú) en 1831 y murió en 1890. Era hijo del general y presidente de la República Felipe Santiago de Salaverry, fusilado en Arequipa por el «protector» Santa Cruz por estar complicado en una insurrección. Carlos Augusto fue también soldado y participó en las luchas políticas en favor de la consolidación constitucional del país. Unió a la actividad militar el cultivo de la poesía, y perteneció a la «Bohemia» de Lima. En 1851 publicó Albores y destellos, obra editada nuevamente en 1871 con Diamantes y perlas (v.), texto al cual se halla vinculada su fama; se trata de unas poesías de sabor romántico, no exentas de momentos felices.
El carácter aventurero e irregular de la vida de Salaverry no permitió, sin embargo, al autor la consecución de la madurez cultural que, de haber disciplinado mejor su estro, le hubiese llevado a un arte más perfecto. En 1862 publicó La estrella del Perú, leyenda patriótica, y en 1883 el poema filosófico Misterios de la tumba, de matiz netamente romántico. Escribió también para el teatro, pero en este campo ni tan sólo su mejor drama, Atahualpa, merece ser leído.
P. Raimondi