Nació en Venecia en 1560, murió en Roma en 1595; pero son fechas discutidas. Estudió Leyes en Padua, lugar de origen de su familia. Enamorado de una mujer de malas costumbres, marchó a Nápoles, y en 1578 se trasladó a Roma. Era todavía un muchacho cuando se enamoró por segunda vez. Nos habla de ello en algunas églogas y sonetos en dialecto veneciano, y en los «capitoli» en italiano, de tono bernesco, tituladas Dalle notti, dedicados a uno de los hermanos Ruiz, no sabemos si a Gerolamo o a Michele, protectores suyos. En el curso de su breve vida escribió numerosas «capitoli», y esto se intuye por la dedicatoria que Eritreo le hizo cuando publicó su Pinacoteca. Pero, además de los ya citados, de su juventud conservamos solamente un tercero, de época más tardía, dedicado a Francesco Panicaroli, sobre las condiciones de la poesía contemporánea, en la que lamenta especialmente el gusto corriente por la obscenidad. Para ensalzar a los Ruiz, sus primeros protectores romanos, compuso el pequeño poema Hospituim Musarum, de cuatrocientos hexámetros.
En 1581 ejercía la abogacía en Roma, y en agosto de aquel año hizo representar en Nettuno el Alceo (v.), poemita que había compuesto siendo casi adolescente. De argumento piscatorio, el Alceo extrae los motivos de la Aminta (v.) de Tasso, y por este traslado del motivo pastoril al piscatorio fue denominado el Aminta mojado. Después de la publicación del Alceo (1582), cayó Ongaro en desgracia de los Ruiz. Ejerció durante algún tiempo el cargo de juez y, quizá mucho antes de 1585, pasó al servicio de Mario Farnese, en cuyo séquito participó en 1586 en la guerra de Flandes. Durante aquellos años viajó por Europa y por Italia, con misiones que le apartaban de su amada poesía, y se lamenta de esta vida en algunos versos dedicados a Tiberio Palello. Mientras tanto, se había ensanchado mucho el círculo de sus relaciones. Tenía por amigos a Tasso, V. Orsi y G. B. Strozzi. Entró en la Academia de los Iluminados, creada por Isabella Pallavicini, suegra de Mario Farnese, con el nombre de Affidato.
La vida amorosa de Ongaro había continuado siempre intensa: uno de sus últimos amores fue una viuda. No se sabe, sin embargo, con quién casó; pero eran hijos legítimos suyos los que el 2 de diciembre de 1590 adoptó su señor. Tibero Palello hizo, en 1600, la primera recopilación póstuma de las numerosas y variadas rimas de Ongaro En la recopilación abundan las poesías encomiásticas, las amorosas, los ya citados «capitoli», las poesías religiosas, dos églogas, Fillide y Glicone, y muchos sonetos, en los que se cantan las bellezas de Roma.
C. Lelj