Antonio Cesari

Nació el 16 de enero de 1760 en Verona y Murió el 1.° de octubre de 1828 en S. Michele di Ravenna. Promovió, con el purismo, una reacción contra las tendencias a la despreocupación lingüística que se mos­traban en la literatura racionalista y revo­lucionaria.

Ingresó en la congregación del Oratorio de San Felipe Neri, donde estudió Teología, Sagrada Escritura y a los clásicos. En 1804 fue ordenado sacerdote y, disuelta aquella institución en 1810, vivió la existen­cia propia del clero secular y compuso vidas de santos, comentarios a los textos sagrados, traducciones (entre ellas la de la Imitación de Cristo, v.) y otras obras de tema religioso.

Apasionado por la cuestión de la lengua, de nuevo en primer plano a causa de la resurrección del sentimiento nacional, vio premiada en un concurso celebrado en Lior­na su Disertación sobre el estado presente de la lengua italiana (v.). A ella siguieron el diálogo Las Gracias (v.), Bellezas del poema de Dante (v.) y el Antídoto contra las novedades en obras de lengua italiana; en este último texto propugnaba el retorno al lenguaje de los escritores toscanos del siglo XIV.

Bajo este criterio trabajó, entre 1806 y 1811, en el Vocabulario de los Aca­démicos de la «Crusca» (v.). C. estuvo rela­cionado con importantes personajes del mundo de las letras y la cultura nacionales: Manzoni, Leopardi y Rosmini.

P. Onnis