Andrea Cesalpino

(Propiamente «Cesalpini»). Nació en Arezzo en 1519, hijo de Gio­vanni C., milanés, y Murió en Roma el 15 de marzo de 1603.

Estudió Filosofía y Medici­na en Pisa, doctorándose en 1551. Espíritu vivaz, rebelde y antidogmático, se distinguió desde joven por una postura muy libre en relación con la «autoridad» y con los dogmas de las escuelas.

Esto le llevó a propugnar un aristotelismo harto distante de la letra del mismo Aristóteles y, sobre todo, ajeno a las controversias entre los seguidores de los diferentes comentadores (averroístas, alejandrinos, etc.), respecto a los cuales tomó una posición despreocupadamente ecléctica que le valió muchos favores y fama en un siglo cansado ya de la degeneración pedan­tesca de las escuelas aristotélicas y de sus áridas controversias.

Pero al mismo tiempo buscó un contenido positivo para el saber y una disciplina en los estudios naturalistas de Botánica y de Medicina, a los cuales, más que a sus teorías filosóficas (por otra parte bastante originales e interesantes dado el siglo en que vivió), ha vinculado su nom­bre.

Cuando hacía sólo cuatro años que era doctor, muerto ya L. Ghidini en 1555, fue llamado a sucederle en la cátedra de Ma­teria médica (Farmacéutica) del Estudio pisano; al mismo tiempo le fue confiada la dirección del Jardín Botánico de Pisa.

Es éste el período más fecundo, desde el punto de vista científico, de la actividad de C., período en que publica las grandes obras que tuvieron resonancia europea. De 1580 es la Daemonum investigano peripatetica, en la que, partiendo de un tratado de la recopila­ción hipocrática dedicado a la epilepsia (la «enfermedad sagrada»), combatió las supers­ticiones de su tiempo en torno a los endemo­niados, a la magia y a la brujería.

En 1571 había publicado su obra máxima, las Cues­tiones peripatéticas (v.), en la que, además de su sistema filosófico, se expone de modo bastante claro la teoría de la circulación de la sangre, que se iba formando en aque­llos años por obra de los médicos de la es­cuela paduana.

Finalmente, en 1583 publica el gran tratado De las plantas (v.), gran obra de Botánica sistemática, la más gran­de de la Edad Moderna antes de Linneo. En 1592 abandona Pisa llamado a Roma cer­ca del papa Clemente VII, en calidad de médico. Más tarde será también nombrado profesor de Medicina en el Colegio de la Sabiduría.

Pero en Roma su actividad cien­tífica parece declinar: el tratado De Metallicis libri III (1596) es netamente inferior a los anteriores y aparece muy ligado a los dogmas del aristotelismo.

G. Preti