También señor de Hita y de Buitrago, y conde del Real de Manzanares (Carrión de los Condes 1398 – 1458) escritor español.
Junto con Juan de Mena fue el personaje más representativo de la literatura española de su tiempo. Intervino activamente en la política de su tiempo, luchando unas veces a favor y otras en contra de su rey, Juan II. Luchó contra los moros y tomó Huelma como capitán mayor de la frontera de Jaén.
Asistió a la batalla de Olmedo, apoyando a Juan II, lo que le valió el marquesado. Durante toda su vida se distinguió por su enemistad contra don Alvaro de Luna, a cuya caída como privado contribuyó directamente. Al par que militar y hombre político, fue S. un notable poeta y un humanista apasionado por los estudios, aunque no conocía la lengua latina, y sí, a la perfección el italiano, el francés, el gallego y el catalán.
En su castillo de Guadalajara se rodeó de sabios y de una magnífica biblioteca, estimulando y contribuyendo económicamente a la traducción de obras clásicas. Estuvo en contacto con algunos humanistas italianos como Leonardo Bruni de Arezzo o Pier Candido Decem- bre, y mantuvo un agente en Italia a la búsqueda de novedades literarias. Su obra en prosa se reduce prácticamente a su célebre Carta prohemio al condestable don Pedro de Portugal, una especie de introducción prólogo que antepuso al conjunto de sus propias poesías. Encierra una importancia capital por ser el primer intento realizado en castellano de historia y crítica literarias europeas, pero prestando una especial atención a la literatura en lengua castellana, y a la vez porque expone las ideas y preferencias del autor que son las que definen los rasgos de su época. S., llevado de su concepto aristocrático de la poesía, menosprecia las producciones que tienden a cosas vanas y lascivas y que no tienen otro propósito que divertir.
Siguiendo ese criterio divide la poesía en tres clases: la sublime, la mediocre y la ínfima. Su novedad principal con respecto a las poéticas de su tiempo consiste en su capacidad descriptiva más que normativa. Actualmente existen algunas dudas sobre la autoría de la obra Refranes que dizen las viejas tras el fuego, tradicionalmente considerada del marqués. Se trata de la primera colección de refranes en castellano.
Con todo, S. es por encima de todo poeta, y en sus producciones están presentes las líneas más representativas e innovadoras de la época: la poesía de tipo tradicional, la poesía trovadoresca galaicoportuguesa y provenzal y la poesía alegórica italianizante, y como tal compuso canciones, poemas alegóricos, serranillas y decires.
Entre las primeras composiciones de este último tipo destaca la Querella de amor, todavía en clara dependencia de la tradición galaicoportuguesa, donde ya aparece la alegoría, que desarrolla una destacada función en la maduración de los decires.
Otras obras de este tipo son las tituladas Planto de la reina Margarida y La coronación de Mossén Jordi de Sant Jor- di, compuestos aproximadamente en 1430. Por esas mismas fechas compuso el Triumphete de amor, obra que nos recuerda el Trionfo d’amore de Petrarca, aunque se halle alejada del enfoque introspectivo que caracteriza la obra del italiano. El Sueño y el Infierno de los enamorados cuentan, como el consabido aparato alegórico, cómo se enamoró y la curación del mal de amor, tomando en el primero elementos de la Pharsalia de Lucano y la Fiam- metta de Boccaccio, mientras que en el Infierno se hallan claras referencias a la Divina Comedia de Dante.
La Comedieta de Ponza (1436), compuesta en versos de arte mayor, es la obra de más calidad entre los decires, aunque se ha subrayado su punto débil en el equívoco desarrollo del tema; de esta época son también los más tempranos Proverbios (1437). Bías contra Fortuna fue compuesto después de 1448, cuando un primo del poeta fue encarcelado por orden de Alvaro de Luna. La lucha contra el privado de Juan II es el tema central de otros muchos poemas compuestos por S., entre ellos destacan los titulados, Favor de Hércules contra Fortuna, cruel invectiva contra Alvaro de Luna, y el Doctrinal de privados, compuesta tras la muerte del privado, que intenta deducir conclusiones morales de su trayectoria política y su muerte.
Entre 1423 y 1440 compuso ocho serranillas y parte de otras dos; son poemas que siguen la tradición de la poesía trovadoresca provenzal, y concretamente de las denominadas «pastorelas», en la que una pastora y un caballero se encuentran en un paisaje agreste que el poeta describe con primor; después de la alabanza de la serrana comienza el debate de los dos personajes, los requiebros del enamorado y la negativa de la pastora que alega su desigual condición social; al final, ella se marcha y en algunos casos se consuma el idilio; todas estas composiciones son de una progresiva calidad y un refinamiento que recuerdan las mejores composiciones del género de la lírica galaicoportuguesa.
Durante los últimos años de su vida compuso cuarenta y dos sonetos incluidos en su libro Sonetos fechos al itálico modo, obra que representa una auténtica innovación en la literatura española por ser el primer intento de introducir la nueva estrofa poética italiana en las letras hispanas; aunque el marqués intentó aclimatar la estrofa en España, ésta no llegó a aclimatarse y representa sólo el primer intento de hacerlo. El soneto no entrará a formar parte de las estrofas poéticas españolas hasta su definitiva aclimatación por Garcilaso de la Vega y Juan Boscán, a partir del año 1526. El marqués de Santillana es un gran poeta en sus decires y sus deliciosas serranillas, hombre abierto a las corrientes innovadoras europeas de su tiempo, representa junto con Juan de Mena y Jorge Manrique la transición de la poesía española desde la Edad media al Renacimiento.
Este artículo pertenece a la Enciclopedia Garzanti.