Francis Petrel (Pajarillo) recuerda lo sucedido veinte años atrás, cuando estaba internado en el Western State Hospital porque escuchaba voces en su cabeza.

Esta historia contiene algunas de las situaciones sobre las que me gusta leer, como es la de situarse dentro de un recinto cerrado, en que sucede todo tipo de vivencias.
Situada en un hospital psiquiátrico en 1979, está bien ambientada, consiguiendo convencer de que los personajes están allí encerrados, en medio de la locura y el terror.

Aunque la historia que cuenta no es un prodigio de originalidad, al menos está bien escrita y redactada, pasan cosas aunque hay ratos en que la trama parece avanzar despacio. A veces ronda el tramposeo, ya que nos advierte que los recuerdos de Francis (Pajarillo) pueden no ser exactos, pero en general resuelve con honestidad las situaciones que plantea.

Los personajes están bien dibujados, sobre todo el protagonista, Pajarillo, asustado por su enfermedad, fascinado por sus amigos, Peter el Bombero, que no está loco y sin embargo es un paciente del lugar y una especie de mentor del protagonista, y Lucy Kyoto Jones, la investigadora que llega del exterior, llena de determinación, valiente, dulce, bella, capaz de enamorar a sus compañeros; el resto de secundarios, como son los médicos y personal del centro y los pacientes también tienen personalidades que les diferencian entre sí.

Relatada desde los recuerdos de Pajarillo, que cuenta la historia veinte años después de sucedida, en parte en primera persona, mostrando su situación actual, los pasajes que suceden en el pasado están relatados en la tercera persona habitual, la novela consigue mantener el tono y el interés, aunque cae en la habitual dedicación de demasiadas páginas a la persecución del asesino o incluso a los interrogatorios.

El final de la investigación no llega a ser el peor (el más obvio y utilizado) aunque no acaba de estar a la altura del resto de la novela, que realmente consigue mantener la atención gracias a la bien centrada conjunción de buenos personajes e historia intrigante. De alguna manera es como si faltara algo: en los motivos del asesino, en su falta de identidad concreta…

El epílogo que muestra lo que fue de los protagonistas y algunos secundarios es algo torpe, demasiado “idílico”, y personalmente me sobra.

De todas formas, es una de las novelas más entretenidas que he leído dentro del género de misterio en bastante tiempo, está bien escrita, tiene argumento y personajes y mantiene la tensión casi hasta el final.