Tiempo desarticulado (PHILIP K. DICK)

Tiempo desarticuladoLlegamos ahora al tardío y gran Philip Kindred Dick (1928–1982), uno de los autores de culto en ciencia ficción. Aunque ninguno de sus libros haya sido un bestseller en la primera edición, ganó una ex­traordinaria lealtad y la protección de sus muchos admiradores, sobre todo en Europa, donde algunos lo consideraron el más im­portante autor norteamericano de cf. Pero le costó mucho tiempo alcanzar esa reputación. Sus primeras novelas, entre ellas Lotería solar (1955), El tiempo doblado (The World Jones Made, 1956) y Ojo en el cielo (1957), aparecieron por vez primera en ediciones de bolsillo y pasaron casi inadvertidas en la incontenible marea de las ediciones baratas. Tiempo desarticulado (Time Out of Joint) fue su primer libro encuadernado en tela.

El primer tercio de la novela casi no puede considerarse como ciencia ficción. Más bien parece una novela agradable e ingeniosa sobre la vida cotidiana en los Estados Unidos. Es la historia de Ra­gle Gumm, un cuarentón, que vive tranquilamente con su her­mana, su cuñado y el hijo de éstos, de diez años. El único detalle sig­nificativo es la manera en que Ragle se gana la vida. Se pasa cada día rellenando el formulario de un concurso organizado por un pe­riódico: «¿Dónde estará la próxima vez el hombrecillo verde?».Siempre gana. Ha ganado, indefectiblemente, durante tres años. Se ha convertido en una rutina aburrida, pero es un medio de vida re­gular y no se siente capaz de abandonarlo.

Gradual, peligrosamente, la familia comienza a perder el sen­tido de la realidad. Muchos de los incidentes son humorísticos. Por ejemplo, Ragle encuentra una revista estropeada que muestra la fo­tografía de «una adorable actriz rubia con aspecto de escandina­va … Sonreía de una manera asombrosamente dulce, sencilla, pe­ro sugestiva … La muchacha estaba inclinada hacia adelante ex­hibiendo unos pechos que desbordaban el escote. Parecían los pechos más suaves, más firmes y más naturales del mundo … No reconoció el nombre de la muchacha, pero pensó: He aquí la respuesta a nuestra necesidad de una madre, mira». Le muestra la foto a su cuñado, quien tampoco reconoce a la actriz. Se le dice al lector que se trata de una fotografía de Marilyn Monroe, pero en esta América de 1959, Marilyn no existe…

Luego Ragle capta misteriosos mensajes en el aparato de radio de cristal de su sobrino: al parecer provienen de una aeronave invi­sible, posiblemente de naves espaciales. Oye su propio nombre, Ra­gle Gumm, y tiene un fuerte sentimiento paranoico: «Soy un psicótico retardado. Alucinaciones … Infantil y lunático. ¿Qué estoy haciendo aquí sentado? … Imaginándome que soy el centro de un inmenso esfuerzo de millones de hombres y mujeres que involu­cran miles de millones de dólares y un trabajo infinito… un uni­verso que gira alrededor de mí». Lo irónico del caso es que la supo­sición de Ragle es correcta, que este mundo gira efectivamente alrededor de él. Vive en un medio artificial expresamente diseñado para mantenerlo controlado mientras lleva a cabo un trabajo de enorme importancia militar. En realidad, estamos en el año 1998, y él se encuentra en medio de una guerra de desgaste entre la dicta­dura del «Único Mundo Feliz» y los rebeldes en la Luna. La tarea de Ragle, encubierta por el concurso del hombrecillo verde, con­siste en predecir las características de los futuros misiles, ya que po­see un talento sobrenatural para adivinar dónde tendrán lugar los próximos ataques. A fin de evitar que cuestione el propósito de la guerra y se desanime, el gobierno lo ha empujado a una «psicosis regresiva», es decir, un retorno al mundo de la infancia, al paraíso de una pequeña ciudad artificial de 1959.

El verdadero problema al que se alude en Tiempo desarticu-lado es el funcionamiento del complejo militar–industrial de los Estados Unidos. En cierto modo, es una novela premonitoria, un libro so­bre el «frente interno» de la guerra de Vietnam, escrito con diez años de anticipación. Muchos de los detalles del futuro imagi-nado por Dick fueron más tarde reales, como, por ejemplo, los jóvenes punks con el pelo erizado y las mejillas tatuadas. En esta ficción, una tranquila escena suburbana se ve desgarrada por una pesadi­lla, una pesadilla que en 1959 podía haber parecido increí-ble, pero que hoy se nos impone como paradójicamente verdadera.

FICHA DEL LIBRO
ENLACE AL LIBRO: CONVERTIR ESTE LIBRO «
TÍTULO=»Tiempo desarticulado (PHILIP K. DICK)»
ENLACE DE DESCARGA: ENLACE DE DESCARGA (En el banner vertical)
REFERENCIA Y AUTOR: «Tiempo desarticulado (PHILIP K. DICK)»

PDF


FORMATOS DISPONIBLES: EPUB,FB2,MOBI

La ciudad y las estrellas, de ARTHUR C. CLARKE

ciudadyes«Como una joya brillante, la ciudad yace sobre el pecho del de­sierto. Una vez conoció el cambio y la alteración, pero ahora el Tiempo pasaba de largo. La noche y el día se sucedían a través de la faz del desierto, pero en las calles de Diaspar siempre era de tar­de…» Arthur C. Clarke escribe una clase de ciencia ficción insóli­tamente pura. Muchas novelas de cf, sobre todo las mejores, no siempre son un ejemplo de lo que debería ser una buena historia de ciencia ficción, de acuerdo con el estereotipo común (ambientada en un futuro lejano, con viajes espaciales, seres extra-terrestres y má­quinas maravillosas). La novela de Clarke cumple con esos requisi­tos, y además lo hace de manera brillante. Escrita originalmente en la década del cuarenta como un cuento corto y publicada con el título de «Against the Fall of Night», la versión definitiva apareció en 1956, y dudo de que Clarke haya escrito otra novela mejor que ésta desde entonces. Sus últimas obras incluyen la mundialmente famosa 2001: una odisea espacial (1968), así como la aclamada Cita con Rama (1973) y Fuentes del Paraíso (1979), que no he incluido en mi selección. A mi juicio, aunque son buenas, a su manera, me pa­recen anticuadas, ya que ofrecen más de lo mismo, sólo los placeres de ayer.

La ciudad y las estrellas (The City and the Stars) tiene la sencillez y la armonía de un cuento de hadas. Diaspar es la última ciudad de la Tierra, y lleva ya mil millones de años de existencia. Es autosuficiente, está totalmente aislada, y funciona gracias a una maquina­ria prodigiosa. Los ciudadanos no tienen ombligo, pues han nacido por medios antinaturales. El «modelo» de cada individuo se alma­cena en los bancos de memoria de la ciudad, y todos se reencarnan varias veces, cada tantos milenios. La gente no tiene urgencia por escudriñar, por abandonar Diaspar y enfrentar el interminable de­sierto que cubre el planeta. Tienen al alcance de la mano infinitos entretenimientos: juegos, prácticas sexuales, artes y ciencias. Han sido condicionados para evitar el mundo exterior, y sus leyendas di­cen que alguna vez la humanidad rigió un imperio galáctico, pero que fue obligada a regresar al planeta Tierra por temibles invasores del más allá. Volver a aventurarse en el espacio, e incluso dar un paso fuera de las murallas de la ciudad, sería provocar tontamente la ira de aquellos invasores.

Nuestro héroe, Alvin, es un mutante, el primer individuo com­pletamente nuevo «nacido» en Diaspar después de incon-tables mi­llones de años. Lo obsesiona una inexplicable necesidad de aban­donar la ciudad, y con ese fin explora todas las bocas de aire y cualquier otra vía posible de escape. Desde una alta torre puede di­visar el desierto y las estrellas cuando cae la noche. Es un momento de epifanía. Con la ayuda del ordenador central de la ciudad, des­cubre un sistema ferroviario subterráneo que todavía tiene una línea que funciona. Al fin ha encontrado una salida. El tren auto­mático lo traslada hasta el valle de Lys, un oasis olvidado, habitado por una tribu de bucólicos telépatas, y de ahí finalmente emprende la marcha a las estrellas.

Como es habitual en la ficción de Clarke, la caracterización de los personajes es mínima, y el diálogo embarazosamente pomposo, pero el relato consigue evocar un sentimiento infantil de asombro y maravilla. La investigación de Alvin es arquetípica en la ciencia fic­ción: la ruptura de un mundo cerrado, el descubrimiento de la ver­dadera naturaleza de la realidad; y el retorno con dones traídos de las estrellas que revitalizarán una sociedad estancada. Como El fin de la eternidad, de Asimov, lo mismo que tantas otras novelas de cf anteriores y posteriores, el libro de Clarke termina con una señal de optimismo: «En todas partes las estrellas aún eran jóvenes, la luz de la mañana persistía, y el hombre transitará nuevamente el ca­mino que recorrió una vez».

FICHA DEL LIBRO
ENLACE AL LIBRO: CONVERTIR ESTE LIBRO «
TÍTULO=»La ciudad y las estrellas, de ARTHUR C. CLARKE»
ENLACE DE DESCARGA: ENLACE DE DESCARGA (En el banner vertical)
REFERENCIA Y AUTOR: «La ciudad y las estrellas, de ARTHUR C. CLARKE»

PDF


FORMATOS DISPONIBLES: EPUB,FB2,MOBI