Diálogo del retórico grecosiríaco Luciano de Samosata (hacia 125-180 d. de C.), semejante por su contenido a Menipo o la Nigromancia y a los Diálogos de los Muertos (v.); pero es bastante más amplio que éstos por el número de los personajes y por la variedad de acontecimientos.
Como en una escena de comedia, pero con propósito moral más que dramático, son representados en primer lugar la llegada de los muertos a la laguna Estigia, sus discursos, las mofas del filósofo Cinisco, que recuerda aquí a Menipo, los lamentos del tirano que echa de menos su poder sobre la tierra y recurre a todos los medios, hasta intentar la fuga, para poder volver al mundo; después el viaje por las tinieblas infernales, el juicio final, y la curiosa aparición de un personaje nuevo en las obras de Luciano, que con gran placer se entretiene en describir su carácter, el zapatero Micilo, protagonista del Sueño (v.): pobre y desgraciado en vida, a diferencia de sus compañeros, él no teme la muerte, sino que la afronta con una especie de gozosa curiosidad, contento de ver reducidos a la igualdad, y ahora mucho más infelices que él, a aquellos de los que tuvo que sufrir injurias sobre la tierra; se da cuenta ahora de lo que verdaderamente valen aquellos bienes tan alabados y envidiados: el boato del tirano, las riquezas del usurero, el tan celebrado arte del médico, muerto también de fiebre.
Y entre tantos, sólo él y el filósofo Cinisco podrán gozar de la paz eterna de los Elíseos, mientras las almas de los otros, marcadas con los signos indelebles de la culpa y del vicio, merecen el castigo eterno. Además de la creación del nuevo personaje, Micilo, en este diálogo está muy bien realizada la escena infernal, con la descripción de los episodios del viaje de las almas conducidas al Hades: la Parca, la furia Tisífone, el barquero Caronte, Mercurio, los jueces infernales; todos están representados en ejercicio activo de sus funciones, mientras la escena entera está iluminada por la pureza del lenguaje y por el vigoroso estilo propio de Luciano.
C. Schick