[Tribunali umoristici]. Libro de Yorick (Pietro Coccoluto Ferrigni, 1836-1895), publicado en Roma en 1886. Yorick acompaña al lector por las salas de los tribunales correccionales; el libro está dedicado a su hijo, estudiante de derecho, «para que pierda el santo deseo de reírse».
Desfilan ante nosotros, en una serie de cuadritos, los más curiosos tipos de acusados y testigos. Son unos miserables, en general, que lucen pintorescos apodos: Suciedad, Colilla, Se-me-da-un-bledo. Cocheros, artistas ambulantes, comparsas, vendedores de periódicos, mozos, cuando no se jactan de los más peregrinos oficios: maestros de lenguaje para loros, fabricantes de jaulas para grillos, vendedores de sangre de cochino. Hay quien robó una botella de ron, quien un trozo de mantequilla, quien engañó a los carabineros, quien distribuyó puñetazos o patadas; un vagabundo tenía la pretensión de tomar, gratis, se entiende, un coche de alquiler para freír dentro su tortilla, operación que no conseguía llevar a cabo por culpa de la lluvia.
A las preguntas de los jueces contestan de las maneras más extravagantes, mientras el auditorio, por supuesto, se ríe alegremente. Entre los demás cuadritos resalta «El enigma de San Michele alie Rose», donde desaparece una muchacha, misteriosamente. Cuando los padres están a punto de demandar a un supuesto seductor, la muchacha reaparece tan campante, diciendo que quería poner a prueba a su novio, para ver si se portaba tal como lo haría el hombre de sus sueños.
E. C. Valla