Tres Canciones de Francia, Claude Debussy

[Trois chansons de France]. Canciones para voz y piano, de Claude Debussy (1862-1918), so­bre textos de Charles d’Orléans y de Tris- tan l’Hermite, compuestas en 1904.

Con ellas se inicia en Debussy el interés por una escritura polifónica, con cierto matiz arcaico, que valoriza y pone de manifiesto elementos lineales hasta entonces sumer­gidos por un insistente dominio de valores casi exclusivamente armónicos; es decir, que se va superando el momento que se podría indicar como más propiamente im­presionista del estilo de Debussy, y no parece completamente casual la coincidencia de este nuevo aspecto del estilo del músico con la elección, que realiza por vez primera, de textos sacados de antiguos poetas franceses. Abandonando a los poetas contemporáneos, Debussy se dirige hacia los antiguos: primero Charles d’Orléans y Tristan l’Hermite; más adelante de nuevo Charles d’Orléans (v. Tres canciones de Charles d’Orléans) y Villon (v. Tres baladas de François Villon).

Estas Tres canciones de Francia resultan tejidas con el más autén­tico y profundo motivo lírico debussiano, la melancolía, en sus más vigorosos matices: desde aquella que apenas envuelve con un velo reflexivo y secretamente apenado el despertar de la primavera («Le temps a laissé son manteau») hasta aquella fúnebre y oscura que suscita la muerte de la persona amada («Pour ce que Plaisance est morte/ Ce may, suis vestu de noir»). Pero si el mo­tivo de la melancolía no es nuevo en Debus­sy, hay que poner de relieve que aquí se nos muestra con una cierta apenada actitud meditabunda y una otoñal tristeza. Y la es­pléndida e inimitable alquimia que el mú­sico ejerce sobre los sonidos se orienta ahora hacia una invención melódica más firme y menos iridiscente, más virilmente pensativa. Desde este punto de vista, estas canciones son de una belleza pura e incorruptible, de una fascinadora profundidad de sentimien­to. Saliendo de aquel baño de íntima huma­nidad que es el Pelléas et Mélisande (v.), Debussy se encamina hacia los años de su viril madurez que aparece rebosante de una luz serena, aunque reflexiva, y de una intensa y profunda circunspección.

A. Mantelli

…Si Debussy hubiera compuesto casi ex­clusivamente canciones… a pesar de todo hubiera sido una de las figuras más distin­guidas y personales del mundo de la música. En las canciones se encuentra la esencia de la personalidad musical de Debussy, y ellas virtualmente presentan todos los as­pectos de su arte. En la literatura de las canciones ninguna se parece a éstas… De­bussy alcanzó un nuevo estilo en su en­cuentro con poesía y prosa poética. Era una nueva sensibilidad para la fantasía y los estados de ánimo crepusculares… (O. Thompson)