[Traite des études]. Obra de Charles Rollin (1661- 1741), publicada en tres volúmenes entre 1726 y 1728. Fin del autor es poner a disposición de los jóvenes maestros unos preceptos útiles para la enseñanza, sacándolos de su larga experiencia de discípulo y maestro en la Universidad de París.
En un «Discurso preliminar» Rollin se extiende sobre los fines de la instrucción: la formación intelectual, y la formación moral, la educación cristianáv y por fin el desarrollo del juicio y del gusto literario, y artístico. La obra aparece, dividida en cinco partes, dedicadas al estudio de las lenguas, clásicas y francesa, a la poesía, la retórica, la historia (sagrada, mitológica, griega y romana) y a la filosofía; mientras una sexta parte se refiere a la disciplina de las clases y de los colegios. Tratando de la enseñanza de los idiomas, desciende a los más pequeños detalles de la clase, con numerosos ejemplos de análisis y explicaciones. Lo mismo hace con la poesía y retórica, con modelos de traducciones y composiciones. La historia se limita a la antigüedad, y tiene fines educativos; de la filosofía, incluyendo en ella las ciencias, hace una razonable apología como elemento de educación moral.
En estos’ cinco libros Rollin no sale, por tanto, de la tradición, a pesar de que defiende una cierta revivificación de los métodos de estudio, en la que participó él mismo, aunque notándose la influencia del Jansenismo (v.), que el maestro defendió valientemente hasta perder su cátedra. Contra los más comunes prejuicios, confía el papel más importante al estudio de la lengua materna en relación con las lenguas clásicas, a las lecturas y ejemplos en comparación con los temas y ejercicios retóricos. El tratado mismo es el primero de tal género escrito en francés, en lugar de latín. La parte más interesante y original es la última, que, tejida con los recuerdos y experiencias personales del maestro, penetra en la psicología del discípulo, revela en la dulzura y en la sabiduría del arte de enseñar el secreto por el que se establece una afectuosa simpatía entre quien enseña y quien aprende, y un camino seguro para hacer el estudio agradable y provechoso.
La obra es, por tanto, un manual práctico, que no quiere proponer métodos nuevos, sino establecer los ya empleados. El valor del libro y la razón de su fama estriban en el fervor moral, en el sentimiento de la sagrada misión de la enseñanza, en los resultados de una larga y cariñosa experiencia, a pesar de su espíritu conservador y las revoluciones pedagógicas que le sucedieron.
P. Onnis
Un buen hombre que encantó al público con sus obras y su corazón; se advierte una secreta satisfacción al oír hablar a la virtud. Es la abeja de Francia. (Montesquieu)