Tratado de la Armonía Reducida a sus Principios Naturales, Jean-Philippe Rameau

[Traite de l’harmonie réduite á ses principes naturels]. Obra teórica de Jean-Philippe Rameau (1683-1764), publicada en 1722.

El so­nido musical es un «compuesto» que con­tiene una especie de canto «interior»: por lo tanto, es la armonía la que guía al com­poner la melodía; y ella, a su vez, obedece a las «leyes naturales», puesto que las con­sonancias son efecto del número, y el acorde perfecto mayor está contenido en los pri­meros seis números. Volvemos a encontrar aquí la teoría de Zarlino, y la plena acep­tación de la división armónica de una cuer­da (do) en 2, 3, 4, 5, 6 partes (do 2-sol 2; do 3-mi 3-sol 3, etc.). El «acorde invertido» no es sino la inversión de estos seis núme­ros; y como todos los acordes invertidos los contienen todos, son iguales entre sí. En cambio, el acorde «menor» es explicado de un modo que difiere un tanto del de Zar- lino, o sea: como resonancia parcial de cuerdas largas «no vibrantes sino sólo tem­blantes por simpatía», cuando resuenan cuerdas breves que estén con ellas en rela­ción exacta de divisibilidad.

Cuando el acor­de «mayor» es producido por las dos «ter­ceras superpuestas» (do-mi mayor y mi-sol menor) que están en proporción de 4/5 y 5/6, el acorde menor es producido por las dos «terceras infrapuestas» (do’-la bemol mayor y la bemol-fa menor) que están en proporción idéntica de 4/5 y 5/6, con la diferencia de que la «tercera menor» (la bemol-fa) está debajo. Los términos espe­cíficos usados por Rameau son «alicuantes» (proporciones inferiores) y «alícuotas» (pro­porciones superiores). En cuanto a las diso­nancias el autor demuestra que se originan prosiguiendo el sistema con una nueva ter­cera, encima o debajo de estas tríadas; en el primer caso es la séptima (sol-si bemol = 6/7); en el segundo es la novena (fa-re r= 6/7). Pero, en todo caso, el «bajo funda­mento» es el generador de todos estos soni­dos, diverso del «bajo continuo», llamado también «bajo numerado». Estos no son sino los principios teóricos de la armonía; pero Rameau considera todas sus consecuencias llevando más adelante su aguda y genial investigación, e insistiendo especialmente allá donde parece que semejante teoría nu­mérica no pueda alcanzarse.

Rameau, gra­cias a su prodigiosa sensibilidad musical, llega a demostrar, también teóricamente, el carácter, la expresión, el verdadero simbo­lismo expresivo, en suma, de los acordes, concediendo, en fin, todas las libertades que la fantasía creadora requiere, con tal de que estas libertades obtengan el consenti­miento de la razón. Las dos novedades fun­damentales del tratado son el «bajo gene­rador» y la «identidad de los acordes inver­tidos». Sobre ellas se funda el concepto moderno de armonía que dominará el arte musical durante doscientos años. La impor­tancia de este Tratado es, pues, enorme. En él, el gran músico francés muestra, además, un sentido intuitivo, una genialidad y ri­queza iguales a su arte de compositor.

E. M. Dufflocq