[Trattato di economía sociale]. Obra de Giuseppe Toniolo (1845-1918), en tres volúmenes, publicada en Florencia en 1906.
La parte más notable es la primera, donde el autor ofrece un amplio panorama de la sociología católica, que afirma que «las leyes económicas utilitarias presuponen la observancia de las normas de moral y derecho en relación con las correspondientes premisas especulativas, y que solamente gracias a aquéllas en la sociedad humana se armoniza lo útil individual con lo social…». Esta escuela economicosocial «ético-jurídica» o cristiana, representa la superación de los sistemas económicos utilitarios (individualismo y colectivismo). Para el autor, la economía social es la «ciencia del orden social de la riqueza», ciencia social en la que por sociedad se entiende «la agregación de los hombres vinculados entre ellos por vínculos esencialmente morales (sociedad ético-universal) y ulteriormente convalidada por vínculos jurídicos (sociedad política o Estado) para el logro de los fines comunes de la civilización, en coordinación con los últimos, ultraterrenos». La ciencia económica es ciencia moral, teniendo por objeto «el ser y la actividad del hombre, como ser razonable y libre».
En efecto, la economía estudia la actividad humana de adquisición y empleo de los medios útiles para satisfacer las legítimas necesidades humanas, es decir, para lograr los fines de la existencia; sus leyes son humanas tanto porque la realidad económica es obra del hombre, como porque los fines de la economía son fines humanos. La economía «debe designar las leyes de lo útil (bienestar material) en dependencia de las leyes de los fines humanos en toda su jerarquía, que están demostrados por la ética y el derecho». De la ética y del derecho individual la economía debe sacar «la noción esencial de las instituciones que son los elementos y la garantía primera del orden económico particular (repercutiendo más tarde en lo público), y de ellas, tres fundamentales, es decir, la libertad personal, la familia, la propiedad particular»; tales instituciones son necesarias al sistema económico, aunque el origen primitivo y su destino final son superiores a las únicas razones de utilidad material, estando justificados únicamente por los fines morales.
Se distinguen luego las premisas de la economía social en: nociones positivas sobre algunos hechos primeros, que son el hombre, la población, el cosmos; instituciones esenciales elementales de la sociedad (familia, clases sociales, naciones, etc.); algunos principios generales (especulativos) que revelan la naturaleza y las relaciones fundamentales de esos mismos hechos. El orden económico es un aspecto inferior del orden social (que es orden moral); y el orden social es un sistema armónico de relaciones entre hombres que quieren alcanzar, en obediencia a una ley ética superior, el bien común; es decir, dirigido a dar aquellas ayudas recíprocas con que individuos y familias pueden efectuar mejor su perfeccionamiento físico, intelectual y moral, coordinado con el fin sobrenatural. El orden económico es regido por principios éticos (la ética cristiana), principios jurídicos y económicos. Dignas de mención son las páginas sobre la concepción orgánica de la sociedad, sobre la familia y las clases, y la propiedad privada. En el segundo volumen se estudian los problemas que se refieren a los factores productivos y su coordinación en la empresa, a la división del trabajo, a los procesos productivos en las distintas ramas de la actividad.
En el tercero se analizan las leyes del valor, el cambio a través de la historia, el funcionamiento del cambio, la moneda como instrumento de cambio, el sistema monetario, el crédito y los bancos. La obra de Toniolo es una de las más representativas del «catolicismo social»; ofrece un ejemplo de cómo esta corriente de ideas y de acción trata de superar tanto la posición del liberalismo político y económico como la del socialismo, en una visión orgánica de la sociedad y propugnando una «economía para la persona».
F. Feroldi