[Traite de dynamique]. Obra de Jean-Baptiste Le Rond d’Alembert (1717-1783), publicada en 1743, y en una segunda edición, aumentada, en 1749.
Es un tratado general sobre las leyes de los movimientos y sobre las causas relativas, sobre las integraciones de los cuerpos materiales y sobre la fuerza viva. Puesto que D’Alembert, además de gran matemático y físico, fue también un pensador, acompañó sus exposiciones científicas con consideraciones de carácter filosófico general, que abarcaban los fenómenos mecánicos en una síntesis racional. Así D’Alembert se propuso, en la primera parte de su tratado, definir los conceptos fundamentales de movimiento, quietud, inercia (por la cual un cuerpo se opone a las acciones que tratan de modificar su estado de quietud o movimiento) y se preguntó hasta dónde podía llegar la «verdad» de las leyes de la dinámica y de la estática y cómo nacía la medida del tiempo, planteando de este modo, desde un punto de vista estrictamente científico, una cuestión que unos dos siglos más tarde se continuará para llegar a las modernas mecánicas cuánticas y relativistas.
Bajo forma de rigurosa exposición geométrica, describe, en la primera parte del libro, las modalidades y las leyes relativas a los distintos movimientos. En la segunda parte se enfrenta con el problema de las acciones recíprocas que actúan entre los varios cuerpos dotados de masa (debidas o al choque o a la atracción newtoniana) y enuncia el famoso principio que tiene el nombre del autor, según el cual cuando un sistema material en movimiento está sujeto a más fuerzas, su reacción de inercia (es decir, su resistencia a las variaciones de movimiento) es siempre tal que satisface las condiciones de equilibrio. También describe las consiguientes y numerosas soluciones relativas al estudio de los centros de gravedad de sistemas de cuerpos interagentes. En la última parte de su libro el autor plantea el problema general de la conservación de las fuerzas vivas, es decir, de las energías, principio que se demuestra valedero, mediante procedimientos matemáticos, en varios casos de movimiento, tanto de cuerpos sólidos como de líquidos.
Las exactas demostraciones de D’Alembert aún hoy son fundamentales para la verificación de aquel principio de conservación de la energía que es la base de todas las ciencias físicas y que, a pesar de todas las revoluciones que han tenido lugar en el campo de la física, la experiencia siempre ha confirmado.
O. Bertoli