[Trattato di Architettura]. Obra del arquitecto, pintor y escultor sienés Francesco Di Giorgio Martini (1439-1502). Compuesta después de 1482 en la corte ducal de Urbino (primera edición impresa: Turín, 1841) y dividida en siete libros, tiene por tema la arquitectura civil y militar, y se une a la obra anterior de L. B. Alberti, La arquitectura (v.), tanto en la imitación exterior de los escritores antiguos, especialmente de Vitruvio, como en el propósito de recrear su obra aunque partiendo de sus principios, con el espíritu de los nuevos tiempos.
Como en general todo el siglo XV, Francesco Di Giorgio conserva independencia de juicio frente a Vitruvio: los edificios clásicos, que él estudia, mide y utiliza libremente para sus proyectos, le importan más que las reglas vitruvianas. Con menor amplitud el escritor habla de la arquitectura cristiana, que en su pensamiento se une a la antigua, y en la que examina los tipos fundamentales de la construcción de planta central (redonda) y longitudinal (basílica), además de los sistemas que resultan de su fusión. Siguen consideraciones sobre la urbanística y los edificios particulares. La parte central y más interesante de la obra es la dedicada a la arquitectura militar, tema de ilustre tradición en el Renacimiento italiano.
El estudio contenido en el quinto libro sobre la manera de construir los baluartes — el sistema defensivo que se puso de moda con las armas de fuego — no tiene solamente una notable importancia para la historia del arte militar y de la ciencia de la fortificación, sino que también demuestra de un modo característico la disposición de Martini de resolver en alta expresión de arte, en sus proyectos, concretos problemas de técnica e ingeniería. Más específico interés tienen sus consideraciones sobre puertos militares y su defensa, sobre las máquinas de guerra, especialmente los cañones y las minas. Obra de un genial arquitecto, de un severo teórico que tiene la intención de determinar el fundamento matemático de su arte, de un técnico muy experto, el Tratado es una típica expresión del primer Renacimiento.
G. A. Dell’Acqua