Totem y Tabú, Sigmund Freud

[Totem und Tabu]. Es­tudio del psicoanalista austríaco Sigmund Freud (1856-1939), publicado en 1913, des­pués de aparecer por entregas en la revista «Imago». Es una tentativa de aplicar a cier­tos fenómenos aún oscuros de la vida colec­tiva los procedimientos del psicoanálisis, estableciendo un vínculo entre éste y la etnología, la lingüística, el folklore, etc.

Es quizás una de las obras más populares y fascinadoras del médico vienés y llega a conclusiones opuestas a las alcanzadas por la psicología analítica. Según el mismo Freud, mientras el problema del «tabú» encuentra en el libro una solución casi definitiva, no ocurre lo mismo por lo que se refiere al «totemismo», sobre el cual sólo es posible formular hipótesis que no choquen con los datos adquiridos en el estudio psicoanalítico aplicado a las formas de totemismo, de religiosidad primitiva que todavía se presentan en los años de desarrollo, de evo­lución infantil. «Tabú» — palabra polinésica correspondiente al término latino «sacer» y al -hebraico «cadosh» — indica un sentimiento ambivalente: los ob­jetos «tabú» son al mismo tiempo sagrados y execrados.

La ambivalencia, que tiene mu­cho mayor peso sobre los pueblos primi­tivos que sobre los civilizados, está en la base del «tabú», resultado de una tentativa por sobreponer un amor a un odio origina­rio, y hace de manera que las prohibiciones derivadas del «tabú» parezcan naturales a los que las sufren, aun careciendo de moti­vación lógica. Quien deja de obedecer una prohibición impuesta por el «tabú», se vuel­ve, a su vez, «tabú». El «totemismo» («to­tem» deriva de la forma «totam», empleada por los indios de América del Norte) no solamente es una de las fases más interesantes de la evolución sociológica de los pueblos primitivos, sino que también es la religión más antigua del género humano, que sigue viviendo éntre los caníbales y otras poblaciones salvajes. En Australia aún hoy existen tribus salvajes, divididas en clanes, cada uno de los cuales toma el nom­bre de su «totem» (animal, planta o fenó­meno natural). Según la creencia de los salvajes, el «totem» es el progenitor del clan y a la vez su genio tutelar.

El vínculo que mantiene unidos a los secuaces del mismo «totem» es más fuerte que los pro­pios vínculos de la sangre; impone deberes sociales, entre los que es notable la ley de la «exogamia», que prohíbe las relaciones sexuales entre no consanguíneos del mismo totem. El hecho más extraño y misterioso de la institución totèmica es una especie de ágape sagrado en que toda la tribu periódi­camente se reúne para matar y alimentarse con el «totem»; acción prohibida a los in­dividuos, y que, en cambio, efectuada colec­tivamente, tiene un valor especial e inten­sifica los vínculos de hermandad entre los miembros del clan. Alimentándose con el totem-animal sagrado, los compañeros del clan se santifican, recibiendo una especie de sacramento. El banquete totèmico, con la muerte del «totem» — desde cierto punto de vista progenitor del clan — induce a Freud a encontrar también aquí el «com­plejo de Edipo», es decir, aquel conjunto de sentimientos de odio, amor, admiración y celos hacia el propio padre, y de larvada concupiscencia hacia la madre (tema fun­damental de su teoría) como causa primordial de la acción, que más tarde, reprimida y relegada al subconsciente por la concien­cia raciocinante, dará lugar a varias formas de neurosis de la sociedad moderna.

Es natu­ral, por tanto, el gran interés que el tema ofrece para Freud, si se tienen en cuenta las analogías de todas las formas inhibitorías neuróticas con las igualmente podero- años, porte desdeñoso/mucha cultura y sas y especialmente irracionaies debidas sentimientos sentimientos ambivalentés del «tabú» y del «tótem». El totemismo, en el siglo XVII, había suscitado la atención de Garcilaso de la Vega, un descendiente de los incas del Perú; en siglo XIX se ocuparon de él Spencer, Burkheim, Wundt, Smith y con una particular autoridad, Frazer. A Freud pertenece el mérito de haber examinado todas las conexiones posibles (es importante, por ejemplo, el descubrimiento del vínculo existente entre totemismo y exogamia) y de haber intentado levantar una construcción que satisfaga a la vez a la historia y a la ciencia. [Trad. española de Luis López Ba­llesteros (Madrid, 1923)].

L. Fuá