Tobías, Anónimo

Libro deuterocanónico del An­tiguo Testamento (v. Biblia), de autor in­cierto, cuyos primeros capítulos, en los que se usa la primera persona (1-3), se atri­buyen con bastante probabilidad a los pro­pios protagonistas: Tobías padre e hijo.

La redacción completa del libro se suele retar­dar comúnmente hasta después del año 200 a. de C., mientras que los hechos narrados ocurrieron antes del regreso de los hebreos del destierro, y aún antes de la caída de Nínive (612 a. de C.). También el lugar de su composición es incierto: Mesopotamia, donde se guardaba la tradición de esta his­toria singular, es el lugar más probable de la composición de la obra. El libro de To­bías narra en catorce capítulos la historia de un piadoso israelita llamado Tobías (= Jahvé es bueno) y de su hijo, también llamado Tobías, y de su nuera Sara, los cua­les, por haber siempre confiado en Dios en medio de las mayores tribulaciones, fueron colmados por Él de los más insignes favores. Esta familia, deportada a la ciudad de Níni­ve— hay incertidumbre acerca de bajo qué monarca asirio; probablemente, bajo Sargón, en lugar del Salmanasar que aparece en el texto de la Vulgata—, vivió allí en medio de connacionales suyos, haciendo obras de misericordia. Le acaece una des­gracia: cansado de enterrar a los muertos, apoyado en la pared de su casa y como adormecido, de un nido de golondrinas le cae a los ojos excremento y queda ciego. Así se ponen de relieve su paciencia y su confianza en Dios.

La narración bíblica aña­de (capítulos 3-7) que en una región lejana, en Ecbatana (o, según la Vulgata, en Ragúes), ciudad de Persia, cierta Sara, hija de Ragüel, pariente de la familia Tobías, residente desterrada en Nínive, imploraba de Dios un consuelo para sus tribulaciones — había sido concedida «por esposa a siete maridos y el demonio Asmodeo los había matado en cuan­to se habían acercado a ella» — y que sus oraciones se habían prolongado durante tres días. Esta introducción de petición de ayuda a Jahvé tiene su epílogo en el acogimiento „ por Dios de la oración constante, confiada, de los dos protagonistas principales. En efec­to, el joven Tobías, acompañado por un ángel a la ciudad de los medas para recupe­rar cierta cantidad de dinero prestada a un tal Gabelo, al pasar el Tigris ve un pez de grandes proporciones, al que coge por con­sejo del ángel, sacándole luego el corazón, la hiel y el hígado.

De estos remedios, no acostumbrados, sino milagrosos, la hiel ser­virá a Tobías padre para recobrar la vista. Y, en. efecto, la curación se relata en el capítulo XI, 13 y siguientes. Además, tam­bién por consejo del ángel, el joven va a alojarse a casa de Sara. El ángel le explica cómo su parienta ha sido afligida del modo que se ha dicho, y cómo él debe compor­tarse después de haberla obtenido por espo­sa. «El demonio (Asmodeo) será puesto en fuga, quemando el hígado del pescado». Pero sobre todo el ángel explica lo santo que es el matrimonio, el cual ha de tener por con­secuencia no la lujuria sino la prole. El idilio en casa de Ragüel no nos es contado, pero se sabe que Sara es concedida en ma­trimonio a Tobías, y que ella llega a Nínive y devuelve la alegría al viejo Tobías. Cierra la narración un cántico de agradecimiento a Dios por parte del anciano, y alguna noti­cia acerca de los últimos años de los dos Tobías. La finalidad parenética de la narra­ción es tan evidente como en el libro de Job (v.): dos plegarias, dos recompensas; diver­sos consejos morales. Pero no excluye un hecho, un episodio histórico, por lo menos un núcleo principal histórico como en Job.

Esta es la opinión católica. El original hebraico o arameo del libro se ha perdido; existen tres diversas recensiones griegas; dos versio­nes latinas; la «Vetus latina», que traduce el códice griego vaticano, y la versión Vulgata, traducida no literalmente por San Jeró­nimo de un ejemplar arameo; en fin, una versión siríaca que traduce el códice ale­jandrino: Los textos arameos y hebreos exis­tentes no son originales sino versiones. Muy rico en información es el Das Buch Tobías de Athanasius Miller O. S. B. (Bonn, 1940).

G. Boson

*        Muchas obras tituladas Tobías, derivadas de la Biblia, cuenta la literatura de todos los tiempos; pero entre ellas no se encuen­tra ninguna obra maestra. En la Edad Media se publicó un poemita homónimo en alemán, escrito por el sacerdote Lamprecht, hacia 1120-1130. Nos quedan de él sólo fragmen­tos que exponen la intención del autor de querer hablar del bien y del mal, exten­diéndose en narrar la piedad y las buenas obras de Tobías. La finalidad del poema se­ría didacticorreligiosa; su tono es, en efec­to, el propio de un sermón. El tema de Tobías reaparece en numerosos dramas del siglo XVI y precisamente en el Tobías de Hans Sachs (1494-1576) de 1553, en los dra­mas del mismo título de Jakob Ackermann de 1539. de Jorg Wickram de 1550, de Cornelius Schonaus (en latín) de 1560, de Thomas Brunner de 1569.

M. Pensa